Mucha gente asocia tomar agua con una botellita de plástico (y con la potomanía, que implica beberla más de lo necesario). Tomar agua es bueno, pero hacerlo usando una botella hecha con un material contaminante, no lo es: por eso nació Ooho (sic), una cápsula para llevar agua que ignora el plástico: es biodegradable y comestible.
La creó una compañía llamada Skipping Rock Labs, en Londres. Se trata de una membrana hecha de algas, que se degrada en 4 a 6 semanas, y que incluso se puede comer después de beber el líquido que lleva, y es muy fácil -y económica- de fabricar.
La compañía presentó su creación en 2014, pero ahora busca ampliar su visibilidad planteándola como una alternativa para festivales y maratones, situaciones donde su mínimo impacto ecológico será apreciado. Y ya recaudó 800 mil libras en Crowdcube, un sitio de financiamiento colectivo (pero en el que se venden acciones de la compañía), para tener fondos que le permitan seguir con su desarrollo.
Fuente: La Nacion