Dentro de la crisis económica que lleva años, uno de los principales focos a los que el Gobierno presta especial atención en este año impar reside en la carrera entre los salarios, en especial del sector privado, contra la galopante inflación, luego de un año de fuerte caída.
A priori una suba real de las remuneraciones ya parecía un objetivo desafiante debido a las limitaciones que tiene la recuperación Argentina, con lo que la aceleración en los incrementos de precios muy por encima de la pauta inflacionaria de 29% sostenida por el equipo económico la torna prácticamente imposible.
Así lo plantean los analistas, aunque de todas maneras ven una caída menor que la registrada el año pasado y en el trienio entre 2018 y 2020.
El año pasado, de punta a punta, los salarios cayeron un 2,3% en términos reales, pero si se toma como punto de partida la pandemia en marzo, la baja es mucho mayor: en 10 meses el deterioro en términos reales es de casi 8% en general, y más de 9% en el sector privado registrado, según el índice de salarios del Indec.
Si bien la inflación se aceleró este año respecto a los mismos niveles del año pasado (en el acumulado hasta mayo la suba será de casi el doble contra el mismo período de 2020), el oficialismo abrió el juego para que las paritarias más grandes del sector privado se negocien o se reabran con pautas bastante superiores a la meta de inflación del equipo económico y al 30% que se esperaba que converjan.
Así, al 40% firmado para empleados del Congreso y al 43% para el personal de PAMI, les seguirán negociaciones en torno a esas cifras (o incluso de 45%) para bancarios, sanidad, alimentación y camioneros, entre otros, con lo que el salario real promedio se acercará a la inflación y cerrará el año con una caída menor a la de los últimos años. Pero no será más que eso, según los analistas.
“La reapertura de paritarias en niveles superiores al 30% puede ayudar a morigerar algo la caída del salario real, pero de todas maneras no creemos que los salarios reales puedan evitar una caída promedio para este año que rondará el 5% real“, señaló Matías Surt, de la consultora Invecq.
Matías Rajnerman, de la consultora Ecolatina, coincide en que este año los salarios acompañarán más de cerca la inflación, en especial en los sectores más relacionados con los bienes, e incluso planteó la posibilidad de una mejoría real muy marginal, siempre y cuando la inflación desacelere.
“La caída del salario real que preocupa es la de 2018-2020, este año es el ‘menos peor’ de los cuatro. A pesar de un arranque muy alto de inflación, el poder adquisitivo viene empatando. No pierde más, pero tampoco recupera nada de lo cedido en los años anteriores“, explicó Rajnerman.
Para Juan Paolicchi, de la consultora Empiria, como las fechas de revisión de una buena parte de las negociaciones paritarias recaen antes de las elecciones legislativas de este año considera muy probable que los acuerdos que resulten convaliden cifras muy por encima de la meta del equipo económico.
De todas maneras, señaló que estos eventuales aumentos pueden borrar la eventual desaceleración de la inflación desde el tercer trimestre provocada por la prolongación del atraso del tipo de cambio y de las tarifas.”Con una inflación inercial muy alta, contenida por el atraso relativo del tipo de cambio, las tarifas y un poco los salarios desde la pandemia. Si los salarios se recalientan va a costar que la inflación baje“, explicó.
De cumplirse los pronósticos privados de inflación, para llegar a las elecciones generales habiendo recuperado lo perdido desde marzo de 2020, los salarios deberían subir un promedio mensual de 4,1% entre abril y octubre. Para los privados registrados debe ser de 4,4%. Ambas metas que para los analistas son imposibles.
Por: AGUSTIN SZAFRANKO
Fuente: El Cronista