En los próximos días, la Justicia deberá autorizar o rechazar el aumento de cuotas pedido por las empresas de medicina privada. Aunque, todavía, no hubo definiciones, se especula con que el incremento se oficializará a fin de mes. Según trascendidos, rondaría el 8% y se sumaría a la suba acumulada del 14% en lo que va de 2021 y del 10% correspondiente a 2020.
Ante un posible ajuste, se encienden alarmas en el sector. Aunque el gasto en salud es una prioridad para muchas familias, y uno de los últimos presupuestos que se resignan en el actual contexto de coronavirus, por la caída del poder adquisitivo y la pérdida de empleo formal, el número de usuarios que permanecen en el sistema tiende a reducirse.
En el sector, aseguran que,cuando el bolsillo se ve afectado por nuevos incrementos, los afiliados más se cuestionan conservar o rescindir el servicio.En momentos como éste, las consultas se centran en pedidos de información sobre planes más económicos de menor categoría.
El 56% de los usuarios de prepagas busca una alternativa más barata, según datos recabados por la plataforma ElegíMejor.com.ar, que reúne en un mismo sitio web los detalles de la oferta de los prestadores que operan en el mercado argentino.
La firma realizó un relevamiento en la primera semana de julio, luego de que el tema cobrara relevancia por la judicialización del caso. Según la encuesta, al 41% le resulta “imposible” seguir abonando la cuota actual de su prepaga, mientras que un 15% opina que “el panorama se está poniendo complicado” y ya evalúa otras opciones.
“Recibimos consultas diarias de personas que cuentan con una prepaga que les es cada vez más difícil de cubrir. Les acercamos propuestas de otras empresas, con los mismos servicios, o incluso, mejores, a un menor costo”, explica Fabien Barralón, CEO de ElegiMejor.com.ar.
“Cada vez, menos gente manifiesta el deseo de pagar extra a los aportes que deriva, ya sea manteniendo la prepaga que su empleador le proporciona o la obra social que le corresponde”, comenta Ignacio Cámpora, socio fundador de MiObraSocial.com.ar. La plataforma ofrece opiniones y valoraciones de los usuarios, sobre cada empresa de medicina privada con presencia en el país.
Para graficar la situación, en junio, un 60% de los usuarios de prepagas buscó planes equiparables a sus aportes a la seguridad social; en enero de 2020, el porcentaje rozaba el 47.”Si filtramos solo monotributistas, la cifra llega al 75%“, detalla Cámpora. La caída del ingreso de los trabajadores independientes obligó a muchos a desafiliarse.
La situación se evidencia, especialmente, antes de que lleguen las facturas con aumentos, como ahora, que se habla de una suba. “La evolución histórica demuestra que las consultas se registran en los meses previos a los aumentos: en diciembre, marzo, abril y mayo”, confirma.
Las prepagas cuentan con cerca de 6 millones de suscriptos, de los cuales apenas 1,5 millones paga su cuota plena. El resto son los denominados “desregulados”, que abonan solo una parte.
En las empresas, hacen una salvedad. Dicen que los recientes aumentos autorizados por el Gobierno se ubican por debajo del índice de la inflación y la suba de los costos de la medicina privada, lo que les permitió a muchos usuarios la posibilidad de conservar sus actuales planes. Por eso, la lectura debe realizarse en base a los ingresos de los distintos estratos de la pirámide social.
“En los segmentos de ingresos medio-alto, no se observa esta tendencia, por la evolución de las tarifas. Lógicamente, las compañías que concentran sus prestaciones en los segmentos más bajos sienten más el cimbronazo. Estamos esperando que la Justicia se pronuncie. La situación se torna insostenible para el sector porque los costos de la salud siempre son superiores a la inflación. Estamos discutiendo la supervivencia”, señala Claudio Belocopitt, presidente de la Unión Argentina de la Salud (UAS) y propietario de Swiss Medical.
Desde otra prepaga, coinciden en que la existencia de cierta movilidad de los salarios, sumado al congelamiento de los valores de las cuotas, deja en una mejor posición a quienes pueden seguir abonando los planes.
“Para ellos, la salud hoy es comparativamente ‘barata’. Esto genera un problema de sostenibilidad económico en el corto plazo porque los números dejan de cerrar”, aclaran.
ÉXODO AL SISTEMA PÚBLICO
La crisis de la medicina privada se acentuó con la pandemia pero no es nueva. En 2019, 100.000 personas abandonaron sus prepagas, según la “Encuesta de Salud para Buenos Aires”, elaborada por la ONG Defendamos Buenos Aires, el Estudio Miglino y Abogados, y el Centro de Estudios de Política y Economía.
“Es un privilegio del que goza el 10% de los asalariados públicos y privados, y el escalón de jubilados con mayores ingresos”, aclaró el informe.
A su vez, un relevamiento que MiObraSocial.com.ar realizó a comienzos del año pasado anticipó que el 54,8% de los afiliados creía que tendría dificultades para pagar su plan en 2020 y se vería obligado a cambiar a una alternativa más económica, mientras que el 29,8% estimó que podría mantenerlo “haciendo un esfuerzo”.
La migración al sistema público se aceleró también: 3 millones de personas pasaron a atenderse en hospitales públicos en el período 2018-2020. Se estima que el sector acoge a 16 millones. Los datos se desprenden de “Condiciones de vida”, la encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
De acuerdo al informe, en la segunda mitad de 2017, el 69,5% de la población tenía una obra social, prepaga, mutual o servicio de emergencia. En 2020, la cifra descendió al 64%. En cambio, el número de usuarios que recurren al sistema público aumentó del 30 al 35,9 por ciento.
A su vez, un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA), referido al “Desarrollo humano de las infancias”, describe que más de la mitad de los niños y adolescentes en la Argentina depende de la atención del sector estatal. Desde 2017, la cifra viene en alza y en 2020 llegó al 57,9%, un escenario que se vincula a la situación socio-ocupacional de los adultos de referencia.
Por: AGUSTINA DEVINCENZI
Fuente: El Cronista