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Minimalismo digital. Hacia un uso más racional y consciente de las nuevas tecnologías y las redes

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Los argentinos pasamos más de nueve horas y media por día usando internet, según los últimos datos del estudio internacional We Are Social, que también indica que año tras año crece el tiempo de exposición a las pantallas. Según la fuente, en nuestro país dedicamos 3,22 horas al día a las redes sociales. Así es como mientras la mayoría de los usuarios utiliza sus pantallas sin medida, otros comienzan a ponerles un límite, una corriente conocida como minimalismo digital, que propone recurrir a los dispositivos solo cuando sea necesario, y no cada vez que recibimos una notificación, tenemos un minuto libre o estamos aburridos.

La farmacéutica Eugenia Martínez, de 44 años, se identifica con esta tendencia. “Cuando empiezo a atender a los clientes dejo el teléfono en silencio, y paso horas sin chequearlo. Incluso cuando estoy en mi casa también lo dejo a un costado para conectarme con la familia y las cuestiones hogareñas. Si me necesitan por temas urgentes, me tienen que llamar al teléfono fijo del local. Por otra parte, a la computadora la uso estrictamente por cuestiones laborales. De las redes solo tengo Facebook, pero no posteo contenidos; simplemente ingreso un par de veces al mes para saber en qué andan mis contactos –relata–. No estoy en contra de la tecnología, pero no me atrae estar atrapada en las pantallas.

Para Pedro Orden, presidente del Colegio de Sociólogos de la Provincia de Buenos Aires, el minimalismo digital da cuenta del repertorio de respuestas que las personas ponen en juego al momento de procurarse un espacio y tiempo personal frente a la dinámica de la hipercomunicación. Una de las primeras personas en hablar sobre este concepto fue Carl Newport, profesor de ciencias de la computación en la Universidad de Georgetown, Estados Unidos, en su libro Digital Minimalism. “Es una tendencia novedosa y emergente, donde actúa la necesidad de recuperar para sí un espacio personal frente al tsunami 4.0 de contenidos, aplicaciones, plataformas y redes que pugnan algorítmicamente por captar los sentidos. Es lo que conocemos como economía de la atención y está cambiando la forma en que vivimos. Mientras estas lógicas tan propias de la época persistan, mi percepción es que las estrategias de minimalismo digital van a seguir creciendo”, comenta Orden.

Bajarse de la ola

Según una encuesta realizada el año pasado por la organización que lidera Orden, con una muestra de 800 personas de 18 a 80 años en el AMBA, el 57% reconoció haber sentido ansiedad o angustia como resultado de los estímulos que recibía por las redes sociales, y más del 44% tomó medidas respecto del tiempo de uso de los dispositivos.

“El minimalismo digital surge como una reacción lógica a lo nuevo y propone que los usuarios se replanteen las prácticas y costumbres que llevan adelante casi de manera instintiva y sin conciencia plena. Entonces, no es que el uso intensivo de los dispositivos sea nuevo, pero ahora le estamos dando una respuesta a las crisis que estas tecnologías están generando. Y, fundamentalmente, me parece que el minimalismo digital hace la lectura de esta crisis con una doble significación: oportunidad y peligro a la vez, por lo que, más que una moda, es una propuesta para generar conciencia. Comienza a ser una tendencia que busca promover un cambio. Pero no cualquier cambio, sino aquel que en psicología denominamos cambio de segundo orden. Un cambio cualitativo que nos permite generar modificaciones a largo plazo”, comenta a LA NACION Nicolás Piovano, que además de psicólogo clínico es docente e Investigador de la Escuela Superior de Ciencias del Comportamiento y Humanidades de la Universidad de Morón. Para involucrarse con el minimalismo digital, Piovano señala que, en primer lugar, hay que hacer una selección consciente de las aplicaciones que nos resultan de utilidad y no elegirlas solamente por tendencias. “Además, una vez que sabemos qué aplicación queremos mantener, lo idea es planificar su uso. Por ejemplo, silenciar las notificaciones nos permitirá desprendernos un poco de la atención que les ponemos a los dispositivos móviles”, comenta. Otra idea puede ser ingresar a las redes sociales solo una vez al día.

Las propuestas para ponerle coto al uso ilimitado son variadas. Por ejemplo, el psicólogo sostiene que un punto de partida importante es tener consciencia plena de lo que estamos haciendo en cada momento. “Por paradójico que parezca, muchas personas buscan conectarse a las redes para desconectarse de los problemas cotidianos. La evitación suele ser una estrategia de afrontamiento poco efectiva a mediano y largo plazo”, se explaya.

Otras pauta es establecer con claridad cuándo y cuánto tiempo vamos a dedicar al uso de juegos en línea. También es buena idea tener la pantalla del móvil en blanco y negro (eso se hace desde los Ajustes> Accesibilidad) para que no nos llame tanto la atención, y establecer una hora para apagar los dispositivos cada noche y no encenderlos hasta el día siguiente.

Mantener los smartphones en otra habitación y dejarlos dentro de la cartera cuando se está con otras personas también son medidas interesantes para no estar pendientes de la tecnología, y poder conectar con la persona con la que se está hablando. Según los entrevistados, a medida que la tendencia del minimalismo digital crezca, será más sencillo para todos, porque se comenzarán a originar prácticas digitales saludables.

Por: Débora Slotnisky
Fuente: La Nación


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