Mientras el Gobierno está en pleno rally de anuncios para reactivar el consumo y el poder adquisitivo, aun con el dólar y las tarifas anclados por debajo de la inflación, el congelamiento de los precios de los combustibles, y controles a los de los alimentos, analistas esperan que la inflación durante los meses electorales se ubique entre el 2,5% y 3%. Frente a las subas en torno al 4% que marcó el IPC los primeros meses del año, hay una desaceleración, pero mucho menor a la que el oficialismo esperaba.
El impacto de los programas de estímulo del oficialismo en modo electoral como los créditos a tasa 0% para monotributistas que anunció el presidente Alberto Fernández, la ampliación de la Tarjeta Alimentar, de la AUH, el bono de $5000 a jubilados, el subsidio Argentina Programa y el relanzamiento de Previaje 2022, entre otros, equivalen a una inyección de $ 367.918 millones, es decir, 0,87% del Producto Interno Bruto (PBI), según calculó EcoGo.
El consumo hace meses crece frente al año pasado, pero todavía no supera los niveles pre pandemia. De esta manera, en el segundo semestre se ubicaría un 1,2% por encima que en la segunda mitad del año de 2020 de acuerdo a proyecciones de Ecolatina, pero un 4,6% por debajo contra el segundo semestre de 2019.
A los programas sociales se suma, por un lado, el aumento de paritarias y jubilaciones desde septiembre que según el mercado generarán que ambos segmentos recuperen en los próximos tres meses el poder adquisitivo frente a la inflación. Y, por otro lado, las medidas de crédito como Ahora 12 y Ahora 30.
“La magnitud de estos programas sobre el consumo va a depender mucho, por un lado de los límites de las tarjetas de crédito, pero sobre todo del estímulo que a cubrirse con dólares que generará presión sobre la brecha cambiaria. Va a haber un poco de impacto sobre las cantidades, las ventas, y el resto sobre precios que será a través del mercado de cambios”, apuntó Marina Dal Poggetto, directora de Eco Go en diálogo con El Cronista.
Los intentos por fomentar el consumo, de acuerdo a los expertos en el mercado laboral, tendrán impacto positivo en el poder adquisitivo en la segunda mitad del año pero en la comparación anual podrían volver a quedar unos puntos por debajo de la inflación.
“La batería de acciones del Gobierno como aumento de jubilaciones, entrega de bonos, fortalecimiento de planes sociales, financiamiento al consumo y estabilidad de precios en categorías básicas todavía no se empezó a ver en los números de consumo. Sin ninguna duda va a haber mejoras y más aún en el cuarto trimestre que habrá mayor inversión en obra pública”, opinó Damián Di Pace, especialista en consumo y jefe de Focus Market.
La inflación del séptimo mes para los economistas será de 3%, con una leve baja frente a la de junio de 3,2%. El avancé de los precios acumulará un 29% hasta el séptimo mes del año y además de dejar completamente agotada la meta presupuestaria, a este ritmo terminará el año levemente por debajo del 50%. En gran parte porque en el IPC los precios están fuertemente determinados por el tipo de cambio oficial, entonces el menor ritmo de depreciación genera menor presión en precios.
El avance del consumo y del nivel general de actividad en Argentina son inseparables. Un 80% del PIB depende de las compras y ventas en el mercado interno.
“Aunque el Gobierno esté aplicando una política expansiva para generar mayor bienestar previo a las elecciones, lo que va a determinar mayor actividad de acá a fin de año es qué pase con la política cambiaria. Si la gente tiene miedo o no. Aunque el Gobierno me de plata para gastar, si yo tengo miedo el impacto va a ser cero. Vemos que va a haber expansión del consumo, pero una gran parte se va a ir a dolarización”, explicó Fernando Marengo, economista jefe de Arriazu.
Por: LARA LÓPEZ CALVO
Fuente: El Cronista