La situación de la ganadería en Salta es mucho más profunda que la que alcanza a percibir el ciudadano común cuando llega al mostrador y se encuentra con precios que aumentan periódicamente. El sector enfrenta la reducción de stock y la paulatina pérdida de rentabilidad mientras se retrocede en los mercados internacionales. Recuperar los niveles de crecimiento anteriores demandará por lo menos siete años.
"El que se quema con leche, ve una vaca y llora", reza el refrán popular que sirve para graficar la situación actual del sector ganadero. El negocio perdió rentabilidad y la crisis amenaza a los frigoríficos, algunos de los cuales ya cerraron llevando el problema más allá de las tranqueras del campo.
Mensaje Empresario & Profesional reunió a representantes de dos frigoríficos para analizar la situación de la ganadería y paralelamente recabó la opinión oficial para conocer las expectativas de los funcionarios provinciales.
Así fue que Lucio Paz Posse, actual Secretario de la Producción, analizó las perspectivas desde la visión oficial y ratificó las metas de crecimiento, mientras que la Subgerente General del Frigorífico Bermejo, Flavia Royón y el Gerente del frigorífico "La Florida", Luis Marcelo Torino, consideraron al momento como crítico advirtiendo sobre la necesidad de adoptar políticas de Estado que permitan recuperar mercados que comienzan a ser dominados por países vecinos como Brasil y Uruguay. De hecho Brasil triplicó su cantidad de rodeo, revirtiendo la situación anterior, cuando importaba ganado desde nuestro país. Más aún, al integrar el Mercosur, exporta hacia otros países con ese sello en pie de igualdad con la calidad de la carne nacional o de Uruguay.
La situación de la ganadería va más allá del precio, aunque es cierto que con los incrementos en los valores de los distintos cortes comerciales se comenzó recién a indagar sobre las razones que llevaron a esta situación. Por lo pronto, esta variación en los precios produjo como consecuencia un retroceso en los niveles de consumo per cápita, pero como dato preocupante provocó que se suplanten sus nutrientes por las harinas, lo que arroja evidentemente una menor calidad en la alimentación.
El progresivo deterioro a nivel de precios de ganado provocó que los productores reorientaran sus inversiones, liquidando stock ganadero y buscando formas alternativas para sostener su actividad. Esto se tradujo lisa y llanamente en el aumento de la superficie cultivada con soja, un producto de fácil producción y rentable pese a las retenciones.
"Salta no es ajena a la situación nacional. Estoy segura que en la próxima campaña de vacunación se notará un retroceso del stock antes que un crecimiento, porque esa es además la realidad nacional", apuntó Royón, que recordó que cuando se ponen precios topes el negocio deja de convenir. Pero no se trata sólo de la destrucción del mercado interno sino qué en su afán por controlar los precios, se atentó también contra la actividad exportadora. El mercado externo El Frigorífico Bermejo es el primero en su tipo en la región que cuenta con un cupo asignado para la "Cuota Hilton", es decir el exclusivo mercado de cortes de alto valor (el lomo tiene un precio de 15 dólares en este segmento). Para cumplir con estos envíos, los frigoríficos usan el 8 por ciento del animal mientras que el resto es reorientado al consumo interno o en el caso del Bermejo a Chile o Rusia.
El Bermejo pidió para este año un mínimo de 88 y un máximo de 100 toneladas contra las 200 que obtuvo originalmente de participación en la "Cuota Hilton". Para exportar, el frigorífico debe contar con volumen y calidad, lo que equivale a tener el equipamiento adecuado, lo que plantea un doble estatus sanitario si se tiene en cuenta que en Salta siguen existiendo mataderos que con muchos menos controles intervienen en el mercado. Pero esta es una de las tantas distorsiones que aparecen en el horizonte ganadero. "La exportación no es antagónica del consumo interno. Es complementaria. Si hubiera prevalecido la exportación no nos encontraríamos en esta situación", aseguró Torino. "Si hubiera habido una política de expansión ni el productor ni el consumidor hubieran experimentado reveses. Uruguay usó esta estrategia para impulsar el crecimiento de su actividad ganadera al producir un adecuado manejo de stock. Cuando se trabaja con mercados internacionales, al usar los tres primeros cortes se obtiene un valor de 18 mil dólares por tonelada, lo que alcanza para subsidiar los cortes no comercializables en el exterior como el asado, que es carne con hueso y por ello mismo no es posible de ser vendida a otros mercados. Esto justifica los precios que el asado tenía hasta hace poco tiempo atrás en el mercado interno. Como un bumerang, esto también impactó sobre las mediciones del gobierno que usa como referencia para la confección de su IPC los valores de la costilla, matambre, vacío, blando común, nalga, paleta y sobaco. Al restringir las posibilidades de exportación, se contribuyó a que los países vecinos ocuparan el espacio vacante en los mercados internacionales.
"Ni al frigorífico ni a las carnicerías les conviene que suban los precios porque tenemos costos fijos que para ser compensados debe usarse el volumen, es decir una mayor comercialización. Cuando sube el precio disminuye el volumen mientras se mantienen los costos fijos", explicó Royón. Un ejemplo sirve para graficar las restricciones que afrontan aquellos frigoríficos exportadores. El Bermejo debía entregar el 13 de enero una venta a compradores chilenos, pero nunca se liberó el ROE o permiso de exportación con lo que no se pudo cumplir con el embarque y la carne que estaba lista para ser entregada tuvo que ser orientada al mercado externo. "Esto hace que no vean con seriedad" dijo Royón. Parte del novillo pesado que además tenía status sanitario para ir a los mercados europeos no se pudo faenar por las mismas limitaciones impuestas de frenar las exportaciones. Y esto llevó a Royón a dudar sobre las posibilidades de cumplir con la "Cuota Hilton" este año. Y si no se cumpliera, probablemente el beneficio para entrar en los mercados más exigentes podría perderse. La caída Royón advirtió que la producción ganadera entró en una espiral descendente y citó como datos las cifras del consumo per cápita de 2009. Originalmente se consumían 50 kilos de carne vacuna por habitante, mientra que al restringir las exportaciones esto provocó como consecuencia una caída en los precios (oferta y demanda básica) aumentando el consumo por lo que el año anterior cerró con un consumo de 74 kilos por persona. Claro que al caer la faena porque se redujo el stock ganadero, se restringió el volumen de carne disponible y otra vez la oferta y la demanda produjeron un nuevo equilibrio en el mercado, esta vez hacia arriba. La faena cayó un 30 por ciento, sencillamente porque el aumento que se había producido, anteriormente, fue por efecto de aquellos productores que buscaban salir del mercado liquidando su stock para hacerse de efectivo y mudar de negocio. El año del cerdo Cómo salir de la crisis ganadera pareciera ser difícil de predecir. Pero indudablemente hace falta una señal oficial que pareciera no llegar y que provoca que se sigan mandando reproductoras a faena para cortar el negocio y liquidar stock.
Luis Marcelo Torino dijo que resulta necesario establecer políticas de Estado que den señales claras al productor que se va a incentivar la producción. "El mensaje hasta ahora ha sido sólo de desaliento", advirtió. Lo cierto es que el ciclo ganadero difícilmente pueda recomponerse de inmediato y por obra de un DNU.
"Los ciclos ganaderos que transcurren desde la vaquillona al novillo en condiciones de faena demora entre 6 a 7 años. Es decir es un proceso lento. Indudablemente que mientras tanto habrá presencia de sustitutos de carne mientras se recomponen los precios. Los precios no bajarán inmediatamente", puntualizó Torino y agregó que no se volverá a los 75 kilos de consumo por persona. En materia de suplantación de carnes, consideró Torino que la de cerdo posiblemente pueda ocupar en el consumo familiar el lugar dejado vacante por la carne vacuna porque los ciclos de producción son más cortos, aunque aclaró que para ello deberá impulsarse su producción.
"El futuro de la actividad está atado a las políticas nacionales. Creo que si no hay cambios seguirá el proceso de liquidación y reducción de la actividad", dijo por su parte Flavia Royón. Esto restringirá la producción ganadera a zonas marginales, es decir áreas donde no haya otra posibilidad de negocio productivo que la vaca. Además es probable que mientras haya subsidios distorsionando el mercado nadie se anime a invertir porque es necesario un horizonte de previsibilidad de seis años y esto, es mucho tiempo en la Argentina actual donde predomina la incertidumbre del mañana.








