Así como la del seleccionado de fútbol, tras su derrota apática en el último partido de eliminatorias contra Bolivia en la altura de La Paz, otra imagen crítica es la que muestra hoy la producción nacional de pelotas de fútbol. Esta industria, en gran parte artesanal, que lejos está de competir en las grandes ligas donde dominan las compañías multinacionales más reconocidas, no pasa hoy por su mejor momento.
En el polo industrial que se levanta en el sudeste cordobés, entre las localidades de Bell Ville, Morrison, San Marco Sud y Ballesteros, la preocupación se agranda por dos cuestiones fundamentales: la caída de la demanda interna, por la pérdida de poder adquisitivo general, y el ingreso de productos importados. Según denuncian referentes del sector, la entrada de pelotas desde China y el sudeste asiático se está convirtiendo en un karma. Este combo generó que en el último año la producción se contrajera cerca de un 20% el negocio local.
“En años anteriores. la producción se estimaba en cerca de 900.000 pelotas, entre las distintas localidades productoras. Acá en Bell Ville elaboramos alrededor de 600.000 por año. Es una actividad que se viene aletargando desde hace años, con políticas que no han tenido contemplación con los emprendimientos familiares. Más que nada, nos sostenemos por la calidad de los costureros”, sostiene Jesús Ramón Cairo, titular de la Cámara Argentina de Fabricantes de Balones Deportivos (Cafaba).
Los datos que manejan en la institución hablan de que a mediados de la década anterior se llegaban a fabricar alrededor de un millón de pelotas, no sólo de fútbol, sino también de otras disciplinas como básquet, voley o rugby.
Según estima Cairo, son algo más de 10 los emprendimientos familiares que se dedican a la fabricación artesanal de pelotas, que se beneficiaron en su momento, allá por 2007, por la resolución 217 que establecía barreras a la importación en el marco de las licencias no automáticas. “Hoy eso no está y existe una importación deliberada”, afirma.
En este contexto, denuncia que no pueden competir con la importación del sudeste asiático. Es que una pelota fabricada de manera artesanal, cosida a mano, que responde al peso, reglamento y medidas homologadas por la FIFA cuesta al público, en el país, alrededor de $ 400. La misma pelota, fabricada en Pakistán, por ejemplo, podría costar la mitad.
Para contener la caída, el año pasado Bell Ville fue declarada por la Cámara de Diputados de la Nación como la “Capital Nacional de la Pelota de Fútbol”, con el motivo de fomentar y fortalecer esa industria en la región. A eso se agregó que la diputada por el GEN Margarita Stolbizer presentó un proyecto de ley para que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) utilice balones de producción nacional en los campeonatos de segundas y terceras categorías. Según estimaciones de Cafaba, la AFA emplea alrededor de 10.000 pelotas por año en dichas categorías, y actualmente utiliza pelotas importadas desde China.
Para Alejandro Gigena, congresal del GEN y representante de Córdoba, el proyecto busca favorecer el compre argentino en momentos en que algunas empresas “están por disolverse y volcarse a la importación”. “No pretendemos producir para la primera A, pero sí para algunas divisiones menores, que por resolución del Congreso jueguen con pelotas fabricadas en Argentina”, afirmó. Como ejemplo crucial, Gigena criticó la decisión de la petrolera estatal YPF de traer desde el sudeste asiático cerca de 500.000 balones para una acción promocional. “No afecta sólo la importación sino la tendencia de una política liberal a ultranza, que no coordina con el objetivo que tiene el Estado nacional. De nada sirve tener una empresa estatal floreciente y perjudicar al resto. Se requiere una política más equitativa”, graficó.
Fuente: El Cronista