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La actividad se estancó en julio, el mes de los tres ministros de Economía

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Estimador mensual de actividad económica (EMAE) tuvo un estancamiento de 0% desestacionalizado de la actividad en julio, con respecto al mes anterior, y un avance de 5,6% en relación con el mismo mes del año pasado

Haber tenido tres ministros de Economía en un mismo mes, no fue gratis para la economía argentina, que en julio frenó su crecimiento, según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). Sin embargo, el informe que publica el Indec fue mejor de lo esperado por las consultoras privadas, que proyectaban una caída en julio, cuando hubo mucha volatilidad en los tipos de cambios paralelos, que generó una parálisis del comercio.

El Indec informó un estancamiento de 0% desestacionalizado de la actividad en julio, con respecto al mes anterior, y un avance de 5,6% en relación con el mismo mes del año pasado. De los sectores de actividad que conforman el EMAE, “Agricultura, ganadería, caza y silvicultura” fue el que más impacto negativo generó en la economía, con una contracción de 2,7% interanual, ya que la brecha cambiaria por arriba de 100% con la disparada de los dólares paralelos generó una parálisis en la actividad.

“Me sorprendió el dato, hubiese esperado un número negativo para julio porque los datos que ya habían salido apuntaban para ese lado, pero los sectores que no tienen tanta estadística pudieron haber compensado esos números negativos. Para adelante, espero un segundo semestre de estancamiento o ligeramente hacia abajo. No es una masacre, pero en algún momento la inflación empieza a complicar los ingresos y el consumo. Eso se ve en los préstamos, que vienen cayendo en términos reales casi todos los meses. Por ejemplo, si miramos los consumos con tarjetas en los últimos 30 días, están creciendo al 2%, con inflación al 6%. Esto muestra que los hogares están devolviendo plata a los bancos, de alguna manera. El consumo se va a frenar por el efecto de la inflación”, indicó Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews.

“Del lado de la oferta, veo cuellos de botella con el tema de importaciones y mucha conflictividad, como en el sector de los neumáticos en este momento, pero hay mucha pyme también trabajando a media máquina por falta de insumos, pese a tener buena demanda. Cuando se combinan las dos cosas, veo una economía entre estancada y un poco hacia abajo en el segundo semestre del año. Si no está peor, es porque algunos sectores siguen traccionado. Si bien ya no se ve el boom de los restaurantes, me da la impresión que todo lo que esparcimiento y turismo sigue alto”, agregó el analista económico.

Jerónimo Montalvo, macroeconomista en Empiria Consultores, coincidió en que el dato del EMAE de julio fue el mejor al esperado. “Por las tensiones cambiarias generadas tras la salida del exministro de Economía Martín Guzmán, pensábamos que el crecimiento no iba a ser tan positivo. Esperábamos una baja mensual del EMAE, por la pequeña crisis financiera y de mercado que hubo y el aumento de la inflación de 5% a 7% mensual. Esto deja un arrastre positivo de 5% de crecimiento para el resto del año”, señaló.

Sin embargo, a futuro, el economista señala que se espera una caída producto de la aceleración inflacionaria y su afectación en el consumo. “Con el dato de julio, corregimos las estimaciones de crecimiento de este año al alza a 4%, en línea con las proyecciones del presupuesto. A partir de agosto, en tanto, creemos que habrá una baja, porque hay más indicadores que marcan caídas más fuertes. Esto nos deja un arrastre negativo para el año próximo, donde esperamos una caída en torno al 1%. En este caso, el 2% de crecimiento del presupuesto parece irreal”, explicó.

Matías De Luca, economista de LCG, por su parte, indicó: “La incertidumbre que generó la renuncia de Martín Guzmán borró con el tenue sendero de crecimiento que venía mostrando la economía. En otras palabras, se generó una parálisis global. Esto no es bueno porque da magnitud de lo que una señal política puede provocar en la economía. De todos modos, la dinámica que se acumuló en los primeros siete meses del año no es despreciable. No obstante, pese a crecer en el promedio del año, el crecimiento proyectado, de 4% anual, es consistente con una caída del 1% para el final del año (medido diciembre a diciembre, por ejemplo)”.

“En otras palabras, más allá de cómo se mide la actividad, la mayor inflación (100% a diciembre) en conjunto con un endurecimiento de las trabas a los insumos importados comenzarán a pesar cada vez más y el crecimiento que exhiban los números no serán palpables para la sociedad para final de año. En el entremedio, la aceleración de la inflación y el encarecimiento del dólar (instrumento de ahorro) puede operar como un factor estimulante a la demanda, pero es transitorio y no resulta sostenible en el tiempo”, concluyó.

Autor: Sofía Diamante
Fuente: La Nación


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