Dossier Web visitó el local de ventas atendido por su propio dueño, quien recibió el legado de su padre y lo pasó a su descendencia. Una pyme familiar que, a pesar de la coyuntura económica, sigue produciendo calzados como lo hizo siempre.sitó el local de ventas atendido por su propio dueño, quien recibió el legado de su padre y lo pasó a su descendencia. Una pyme familiar que, a pesar de la coyuntura económica, sigue produciendo calzados como lo hizo siempre.
A inicios de la década del 50 del siglo pasado, todo comenzó como un taller de calzado, luego pasaron a crear zapatos ortopédicos y en menos de dos décadas se constituyeron como una fábrica de botas y calzados. Actualmente la tercera generación trabaja en esta pyme familiar.
José Perri aprendió el oficio de su padre y se lo enseñó a su hijo. “Ya son 67 años, toda la vida que estuvimos acá, a la par, peleándola”, le comenta a Dossier Web en referencia al local donde tienen en exposición sus calzados, en cuyo fondo está el taller donde los fabrican, sobre calle Alberdi al 1000.

“El trabajo hay que tomarlo con responsabilidad, cumplirle al cliente, poner buena calidad en los materiales y el boca en boca te va ayudando”, asegura don José, cuando se le consulta sobre cómo una empresa familiar se mantiene en el tiempo, sobre todo en momentos críticos para la economía como el que transcurrimos.
Actualmente fabrican calzados para damas, varones adultos y menores. Además de las botas tradicionales, realizan zapatos para danza, borceguíes tipo policía, caballería, de la vial, botas caña alta de mujer, mocasines, zapatos para niños y niñas, incluso zapatillas deportivas. La venta primordialmente se realiza en Salta, también en Jujuy y Tucumán, incluso llegan a Chaco y Santiago del Estero. Todos los trabajos se realizan en cuero, exclusivamente: cuero vacuno y de búfalo. A medida y por encargo. También suelen realizar trabajos con carpincho, pero en menor cantidad y eventualmente.
Producción en tiempos de pandemia
“Todo el trabajo está deprimido, hay mucha menos demanda, los costos cada vez son más altos y después la presión impositiva es muy alta. Eso te encarece el producto y se hace más difícil vender”, se lamenta cuando comenta la coyuntura. A eso hay que sumarle el dato que tras más de dos meses de cuarentena aún no se habilitaron oficialmente las fábricas ni los talleres de calzados. Estos rubros no aparecen en el listado aprobado por la provincia. De todas maneras y a puertas cerradas, la fábrica de calzados de José Perri sigue produciendo.

Si bien el precio del cuero se mantiene estable, comenta Perri, el costo de los materiales químicos para su tratamiento se ha visto incrementado exponencialmente durante el último tiempo. Estima que, entre mayo de 2019 y mayo de 2020, subieron cerca de un 100 por ciento. “Los insumos para las curtiembres, los químicos, cuando hablamos de cuero de buena calidad, son importados”, explica.
Perri estima que, en una situación ideal, podrían llegar a producir hasta 400 pares de zapatos mensuales. Todos hechos a mano. Pero actualmente reconoce que los números de su producción están muy por debajo de eso. Comenta que los últimos años fueron muy difíciles para las pymes y que el 2020 con la pandemia trajo consigo la peor época para un rubro que hoy por hoy, se debate como muchos otros por subsistir.
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