Fue la primera mujer en ocupar la presidencia de General Motors Argentina, Uruguay y Paraguay, la primera en llegar a la presidencia de la Asociación de Fabricantes Automotrices (Adefa), la número uno en liderar el influyente Coloquio de IDEA y quien logró presidir Aerolíneas Argentinas y Austral. La revista Fortune la ubicó entre las 50 mujeres más poderosas del mundo de los negocios de América Latina y forma parte también de la excepción a la regla entre los CEO locales: su carrera fue Comunicación Social cuando el 85 por ciento de quienes ocupan esa posición son ingenieros o licenciados en Administración de Empresas.
Hoy su libro Un líder en vos (Sudamericana) se convirtió en best seller y le llegan mensajes por todas las redes sociales: desde madres que deciden ponerles su nombre a sus hijas hasta empleados de Aerolíneas que extrañan “las cartas de Isela” con las que solía comunicarse.
1971. Nace el 12 de agosto en San Pablo, Brasil. Es hija de padres sanjuaninos
1977. Tras escalas en la Argentina y Estados Unidos se instala con su familia
1994. Se recibe de licenciada en Comunicación Social en la Universidad Católica de Curitiba
2002. Ya en General Motors, se traslada a Texas, donde la nombran gerente de Producción
2004. Se convierte en madre con el nacimiento de Lorena y dos años más tarde llega Luca, su segundo hijo
2012. La nombran CEO de la filial local de General Motors y aterriza en la Argentina
2014. Preside el influyente Coloquio de IDEA y la Asociación de Fabricantes Automotrices
2016. Preside Aerolíneas Argentinas hasta que la reemplazan por Mario Dell’Acqua
EL FUTURO. Mientras preside el grupo GST durante el proceso de conformación de la holding, su objetivo es el desarrollo profesional con foco en el crecimiento sustentable de las empresas. También busca el equilibrio con su vida personal
Hay pocas mujeres. Pero debemos mostrar que somos capaces, que somos inteligentes. Como que debemos justificar nuestro lugar. Nunca me voy a olvidar que cuando nos reunimos por primera vez en la mesa del comité del Coloquio de IDEA, uno de los directores dijo: “Bueno, vamos a ver cómo es ser liderado por una mujer”. Entonces, ¡a la miércoles!, pensé. Me están mirando como líder mujer, me están comparando con otros líderes hombres. No me están midiendo según la eficiencia de cómo yo puedo liderar un coloquio, comparado con otros. La mujer tiene esa presión. Segundo, es difícil tener pares que veas y te sirvan como ejemplo, que digas se puede ser de esta forma. Hay mujeres que se masculinizaron, que en su camino se fueron viendo obligadas a pensar como hombres, a hablar como hombres, a caminar como hombres y a decir cosas como hombres, porque no tenían una referencia. Una se va mimetizando con el grupo. Pero hay otro factor del que las mujeres tenemos que aprender mucho. Y tenemos la capacidad de hacerlo: hay que aprender la dinámica del ambiente en el que estás trabajando. Si es una dinámica en la que se manejan con tres palabras, no podemos mandar un mail con diez párrafos. No es por ser mujer, sino porque la mentalidad es otra. Como las mujeres nos expresamos con muchas palabras, es como que perdemos esa energía puntual que podemos tener. Es parte de un aprendizaje sobre cómo podemos ser más eficientes con nuestros conocimientos y experiencias en una mesa de trabajo que decide de esa forma. Sin perder la identidad, la forma de ser.
“Siempre fui muy de planificar, siempre tenía mis to-do-list. Es la pregunta y siempre la debemos hacer: ¿te estimula, te mueve? Si miro al futuro, la parte personal y familiar para mí sigue siendo algo muy fuerte. La educación de mis hijos es algo clave”.
Fuente: Diario La Nacion