El peso acentuó su tendencia a la devaluación en el mercado cambiario informal local. El jueves, por cada dólar paralelo se pagó un valor nunca antes alcanzado: $ 7,25 . Lo mismo pasó en países limítrofes, donde sigue creciendo la cantidad de hoteles y agencias de turismo que, a diferencia de lo que sucedía hasta hace unas semanas, ya no aceptan recibir billetes argentinos: sólo pagos con tarjeta de crédito, en moneda local o en dólares.
El deterioro, del que se mantiene al margen la plaza oficial férreamente regulada, refleja en buena medida los reiterados problemas que muestra la compra del denominado dólar turista, único sobreviviente a la veda de venta al público de divisas que implementó el Gobierno hace nueve meses.
Ocurre que, como testimonian a diario operadores cambiarios, cajeros de bancos y numerosas personas afectadas, las fallas en el sistema de validación de la AFIP para la compra del dólar turista (que, en muchos casos, el mismo organismo había autorizado previamente mediante su página web) impiden el normal curso de este tipo de operaciones.
Esas fallas, que son reiteradas y afectan a gran cantidad de compradores, terminan derivando parte de la demanda legal a un mercado informal que ya cuenta con un nivel de operaciones mínimas aseguradas porque la economía local, pese a haber atravesado una década de oro, mantiene más de un tercio de su actividad “en negro”.
El traslado de parte de la demanda al mercado informal, consecuencia de los reiterados inconvenientes para operar con el dólar turista en el mercado oficial y la escalada que muestra el precio de la divisa en los últimos días (sumó 45 centavos en lo que va del año), hizo reflorecer los “arbolitos” en el centro porteño.
“La oferta es cada vez más variada y sofisticada. No sólo hay cuevas: hay quioscos en los que se realizan operaciones de cambio. Incluso, en algunos de ellos, vas a notar colas”, explicó otro operador.
El aumento en la cotización del dólar paralelo, que trepó 13 centavos (1,75%) ayer, se produjo en una jornada en la que el billete cayó casi 1% frente a otras divisas fuertes a nivel global, y otras monedas regionales, como el real y el peso chileno, también ganaron posiciones frente a su par de Estados Unidos.
Sin embargo, la escalada no sorprende a los analistas que venían advirtiendo sobre ella en las últimas semanas, en la medida en que la AFIP no flexibilizara los criterios de venta, ante el advenimiento de la temporada alta turística y la cantidad de reservas comprometidas para viajar al exterior. Después de todo, no pierden de vista que se trata de un mercado de dimensiones, aunque crecientes, aún reducidas y, por lo mismo, le es inherente un alto grado de volatilidad.
“Es un mercado informal y pequeño, que puede estar influido por factores puntuales de carácter transitorio, como la demanda estacional por gastos de vacaciones y /o alguna operación específica de importancia. Pero lo que hay que tener presente es que, en la medida en que la política macroeconómica no cambie, este tipo de episodios se van a reiterar cada vez más a menudo, lo que quedará reflejado en una brecha cada vez más amplia con el oficial”, advierte el economista Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM.
Gasto vs Ahorro
“Estamos viendo la contracara de la fenomenal inyección de pesos que tuvo la economía en la última parte del año, en un esquema que incentiva el gasto y penaliza el ahorro”, sostiene Hernán Lacunza, de la consultora Empiria.
“No hay que perder de vista que, en un mercado de volumen reducido, aun pequeños movimientos en la demanda pueden generar un salto en el precio. Pero otro punto que me parece importante es que, a diferencia de otros momentos, no se observan señales del Gobierno para intentar ponerle un techo a la cotización del paralelo, lo que acentúa su demanda”, considera por su parte Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina.
Sin embargo, en el mercado están convencidos de que el precio tomó más impulso en los últimos días ante el “boca en boca” y las notas que alertaron que intentar cambiar pesos argentinos en países limítrofes podría resultar un negocio mucho más ruinoso.
“Es una referencia cada vez más habitual. Gente que advierte a otra que en la costa uruguaya o en las playas brasileñas el cambio se hace a valores que van de $ 7,60 a $ 8,20”, señalan
El problema es que la persistencia de una brecha tan marcada entre el dólar oficial y el paralelo (ayer llegó al 47%, igualando la diferencia registrada en julio, cuando se oficializó la prohibición de venta de dólares para atesorar) contribuirá a exacerbar las presiones inflacionarias con que ya convive la economía.