El local de Bistec, una “boutique” de carnes, llevaba siete días abiertos en 2017 cuando Diego “El Cholo” Simeone, director técnico del Atlético de Madrid recientemente campeón de La Liga, compró y, conforme con el lugar, empezó a recomendarlo. A poco más de tres años, el negocio del argentino Alan Schvartzman y su primo Mario lanzó la posibilidad de franquicias.
Con una inversión base de 60.000 euros se puede replicar la tienda y, con algo más, el modelo de bar/boutique. El retorno se calcula –”siendo pesimistas”- en 22 meses. Hoy cuentan con dos locales en Madrid en Pozuelo de Alarcón y una franquicia en Barcelona.
Alan Schvartzman cuenta a LA NACION que se trata de una empresa familiar: “Todo surge porque uno de los socios, mi tío, se dedica al negocio de la carne hace muchos años en Europa y yo quería hacer algo en la Argentina, pero, en 2016, en una charla con él me plantea que por qué no hacerlo en Pozuelo con Carlos, mi primo. Analizamos el negocio, hicimos un plan, vimos una oportunidad y acá estamos”.
La idea original de Alan y su esposa –se casaron para radicarse juntos en Madrid- era estar unos tres años, pero ya van por el quinto. Desde siempre apuntaron al modelo tienda con bar, pero el primer local lo abrieron como “boutique” de carnes y un mes antes de la pandemia desatada en 2020 inauguraron el restaurante.
“Cerramos, pero las tiendas crecieron muchísimo en este período así que pudimos tolerar bien; ahora ya trabajamos también con el bar de carnes que está a 20 metros de la venta al público”, describe.
Ofrecen carnes de todo el mundo: Argentina, Uruguay, Canadá, Irlanda, España, Australia y Estados Unidos. No hay manipulación porque todo está envasado al vacío y con etiquetas de trazabilidad; también ofrecen vinos argentinos, chilenos y españoles. Schvartzman define que hacen la “gran diferencia” por tener armada “toda la cadena, sin intermediarios”.
Por ejemplo, tienen un acuerdo con un frigorífico argentino que les permite –al comprar siempre al mismo proveedor- estandarizar la calidad de la carne. Además, hacen control de calidad en el mismo frigorífico.
“Hacemos diferencia en ese primer paso, además, ofrecemos Premium a buenos precios. Creamos una marca que va de la mano de la calidad. Tenemos buen servicio, entregas a domicilio, ventas de barbacoas. Desarrollamos un concepto”, agrega.
“En Bistec nos mueve la pasión por la carne de calidad y el buen vino”, se presentan en la tienda y enfatizan que todos los cortes provienen de “animales jóvenes, criados y alimentados bajo las más estrictas normas de salud, higiene y bienestar, cuya producción y envasado supervisamos personalmente en el frigorífico de dónde provienen, en Buenos Aires, obteniendo así un producto de alta calidad, perfectamente limpio de merma y listo para cocinar”.
El argentino señala que aunque, cuando abrieron, la carne argentina ya era conocida en todo este tiempo fueron “educando al consumidor”, ya que los cortes argentinos y uruguayos son denominaciones –en general- desconocidas en España. Por eso en el local, hay una vaca marcada que grafica cuáles son esos cortes.
Schvartzman recuerda perfectamente el día que su primo lo llamó emocionado para decirle “¿sabés quién vino? El Cholo”. Se ríe diciendo que se quiso “morir”. Después de Simeone llegaron Diego Godín, Ángel Correa y muchos jugadores más del Atlético de entonces y no sólo de ese equipo, pasaron también Óscar Trejo, Chori Domínguez, Leo Ulloa y Damián Suárez.
“Tenemos muchos clientes del ámbito futbolístico –admite-. Fútbol y asado van de la mano, son clientes superimportantes que nos dan estatus, sin dudas. Pero tenemos y respetamos a todos los clientes; le gusta la carne argentina y la defendemos, somos fanáticos de lo nuestro”. La carne argentina que compran es Hilton; todos los cortes que venden son frescos salvo un mínimo porcentaje congelado para quienes prefieran esa opción.
Por: Gabriela Origlia
Fuente: La Nación