“Estas pautas deberían generar un marco para que los precios en el mercado sean muy competitivos. Sin embargo, en los últimos años los precios de la ropa son significativamente altos, en términos internacionales y también respecto de otros bienes nacionales”, explicaron.
Advirtieron que este fenómeno impacta en la fase de comercialización con una fuerte segmentación del mercado en diversos puntos de venta como Once, La Salada, Avellaneda, locales de barrio y shoppings con diferencias abismales en las condiciones comerciales y laborales, dando como resultado una extensa oferta de precios y de variedades de producto.
También especificaron que “para poder bajar los precios de la ropa, sería necesario disminuir en algún grado el nivel de proteccionismo, a la vez que se implementen medidas para fortalecer a la industria nacional y mejoras de competitividad y productividad. Esta reducción fiscal, además, podría incentivar la formalización de los trabajadores, contribuyendo a disminuir los niveles de informalidad“.