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Alimentos a granel, un compromiso con el planeta y productores salteños , el sueño de un joven emprendedor

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La pandemia paralizó la vida y la rutina, mientras muchos se focalizan en la conectividad, Agustín Cabezas trabaja en un proyecto que busca generar conciencia y cuidado del medio ambiente. Es el creador de Desenvueltos ecoalmacén donde venden alimentos saludables a granel, pero también con un fuerte compromiso en crear redes con productores locales para fortalecer las economías regionales.

Este joven emprendedor y amante del turismo, contó a DossierWeb su experiencia en este rubro y lo que significó emprender en tiempos de pandemia.

¿Qué es esto de Desenvueltos ecoalmacén?

Desenvueltos es un proyecto que iniciamos en tiempos de pandemia, buscamos cambiar los hábitos de consumo de las personas y ayudar a las personas a tener una vida un poco más sustentable desde las compras. Como consumidores ejercemos un rol muy importante en la elección de productos, sus formas, creemos que desde ahí cada uno puede aportar su granito de arena, al gran problema ambiental que hay en el mundo.
El 40% de los residuos que se generan en un hogar provienen del embalaje de alimentos, entonces nosotros con la venta a granel pretendemos que las personas puedan venir a este negocio a comprar con sus envases.
Pueden encontrar distintos tipos de arroz, legumbres, frutos secos, condimentos, productos de limpieza, café y muchas otras cosas. Las personas pueden venir con sus frascos, un tupper, bolsitas reutilizables y de esa manera evitar la basura innecesaria que se genera, que normalmente es plástico.
También ofrecemos productos que ayudan a una vida más sustentable en el cuidado personal como son los shampoo y desodorantes sólidos, cepillos de dientes de bamboo y otros productos, que por suerte cada vez hay más. La idea es tratar de hacerlos más accesibles, que la gente los vaya conociendo. Este es nuestro objetivo, hacer la vida sustentable.


¿Cuál fue la experiencia personal que tuviste que te llevó a este desafío y objetivo?
– Yo trabajo en turismo hace muchos años, me relaciono con muchas comunidades rurales, el contacto con la naturaleza me sensibilizó cada vez más. El año pasado comenzamos a hacer separación de residuos en casa a compostar y vimos cómo se fue reduciendo la cantidad de basura que sacábamos, pasamos de sacar una bolsa por día a una cada tres días y comenzamos a buscar lugares para comprar a granel, cosa de llevar nuestros propios envases y la verdad nos costó mucho encontrarlos.
Encontré personas que me impactaron muchísimo por cómo viven separando residuos, se desafían a no sacar la basura y me entusiasmó. También vi en Europa cómo existían estas tiendas de cero residuos.
El año pasado tuve la posibilidad de viajar a Europa y conocer una de estas tiendas en Italia y ver cómo funcionan, así comenzó el sueño de poder hacer algo así en Salta.
En la cuarentena se me dio el tiempo para hacer un pequeño plan de negocios, pensar la idea concretamente y se hizo realidad.

¿Cómo piensan en la publicidad?
– Tratamos de comunicar cuál es el problema que queremos solucionar. La importancia de tomar conciencia, sabemos que desde este pequeño emprendimiento no vamos a cambiar mucho, pero si hay una toma de conciencia vamos a poder generar cambios.
Hablamos sobre cómo reducir la basura y otras formas de alimentarnos, con cosas más naturales, todo a través de redes sociales.

Veo una aceptación porque muchas personas quieren comer mejor, la pandemia hizo tomar conciencia de la importancia de tener un sistema inmunológico fortalecido.

Pero nosotros vamos por un pasito más, no sólo estar bien nosotros sino estar bien con el planeta, por eso hablamos de consumo responsable. Son muchos los desafíos que tenemos como sociedad y nosotros queremos sumar nuestro granito de arena y aquellas personas que quieran comenzar a realizar estos pequeños cambios encuentren un lugar donde sea fácil y amigable.

¿Cómo ha sido la respuesta de la gente? ¿Tienen una clientela fija?
– La respuesta ha sido muy linda, tenemos clientes de la zona y otros que vienen de lugares mucho más alejados. Muchos nos dijeron que esperaban que llegue un lugar con esta modalidad, la gente se va enganchando.
Hay gente que llegó solo buscando los productos porque quieren hacer una vida más saludable, a ellos les contamos nuestro proyecto y muchos se engancharon con la idea.
Para aquellos que vienen sin sus recipientes les ofrecemos bolsitas de papel, que es un material biodegradable, y nos gustaría que todos traigan sus envases pero sabemos que será un cambio paulatino.

¿Qué significó para vos emprender en un contexto tan incierto?
– Tuvo muchas dificultades, pero no sé cómo es emprender en un tiempo normal, porque solo conozco esto. No tuve mucho miedo, sí me dijeron que aún no lo haga, pero me pareció que era un momento de encontrar a las personas más sensibles y abiertas con la alimentación.

¿Cómo seleccionas a tus proveedores?
– Nosotros tratamos de buscar productos de calidad y de cercanía para evitar el traslado de mercadería desde grandes distancias. También priorizar a pequeños productores y emprendedores locales.
Hay productos, como la pasta de maní que me la ofrecieron en Buenos Aires, pero yo elegí apoyar a una marca local. Los frutos secos son de la zona, al igual que los condimentos.
La cosmética natural que vendemos también la hacen productores locales, y es una forma de potenciarnos y hacer redes, nos ayudamos. Las papas andinas son de productores de la Quebrada del Toro, a quienes conocí personalmente por mi trabajo en turismo.
Hoy es difícil el traslado de mercaderías, y creo que cuando la pandemia nos de tregua vamos a poder traer aún más cosas. La idea es que en este espacio puedan venir a presentar sus productos, hacer degustaciones.

¿Están adaptando el lugar para que tenga participación la capacitación?
– Sí, la idea es poder dar difusión por ejemplo nosotros vendemos harina de algarroba de un proyecto que hay en el norte salteño que hace el Estado junto con Iglesia y tres comunidades Wichí en el manejo del monte, buscaron qué actividad sustentable podían hacer y comenzaron a producir harina de algarroba con un establecimiento habilitado. Tienen la dificultad de que la harina de algarroba no se conoce y no la consumen, yo comencé a venderla y compartir recetas a través de nuestras redes sociales.
La idea es hacer aquí degustaciones de ese producto, enseñarle a la gente a cocinar con harina de algarroba, sus propiedades y también con otros productores.

¿Tu trabajo en turismo fue clave para seleccionar a los proveedores?
– Sí, definitivamente, porque sentimos que hay que cambiar como sociedad, este emprendimiento para mi tiene grandes objetivos, me gustaría que abran otros negocios iguales a este.

DossierWeb


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