Muchas bodegas requieren repuestos importados, entre otros insumos, como corchos y barricas.La industria analiza el alcance de licencias no automáticas decididas por Nación. Temen que las trabas alcancen a los corchos, barricas, maquinaria y hasta la tinta para las etiquetas.
Cada medida que afecta al intercambio comercial, hace volver los fantasmas de represalias al vino por parte de algunos países afectados. El temor sobrevuela a la industria.
Pero antes, la vitivinicultura debe mensurar las consecuencias inmediatas de las licencias no automáticas que el gobierno nacional decidió aplicar sobre las importaciones: como se sabe, varios insumos vitícolas y enológicos (algunos insustituibles, otros no tanto) vienen de afuera y la lista de restricciones amenaza complicar la provisión.
“El vino será fácilmente objeto de represalias, sobre todo desde la UE”, considera Juan Carlos Pina, de Bodegas de Argentina, que agrupa a unas 160 firmas exportadoras. Como otras entidades, el comité ejecutivo de BA estudia la situación y no descarta una presentación ante el gobierno nacional junto con las provincias productoras y vía Copal, la cámara que nuclea al sector de alimentos y bebidas de todo el país.
A la hora de pensar en salidas eventuales, los tomadores de decisión piensan alternativas. “Si hasta ahora comprábamos dos bulones por bimestre para un equipo, ahora habrá que reforzar la provisión anticipadamente con un pedido de 10 de una sola vez”, ejemplifica un gerente.
Rubros en alerta
Algunas imprentas ya abrieron el paraguas anticipándoles a sus clientes que tarde o temprano tendrán problemas con la disponibilidad de tintas importadas utilizadas en la impresión de etiquetas, más allá de algunos tipos de papel aún sin fabricación local.
Obviamente los corchos son un insumo clave para la industria que no tiene sustitutos hechos en Argentina y que, sin embargo, como con barricas y maquinaria, mantiene al sector en alerta.
Fuente: cavaargentina.com