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Alberto anticipa cambios en el acuerdo con el FMI y amenaza con echar funcionarios

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Alberto Fernández entiende que, de momento, no hace falta mantener una charla a solas con la vicepresidenta, Cristina Kirchner, cuyas críticas, lanzadas el pasado viernes desde Chaco, siguen retumbando en el Ejecutivo. El jefe de Estado tiene en claro que piensan diferente, pero no están en juego dos modelos contrapuestos, sino las estrategias, y celebra por ello que la confrontación se enmarque en un “debate” de ideas.

En la hoja de ruta para el futuro inmediato del gobierno, el Presidente evaluó desde su gira en Europa que “la economía debe seguir un plan con sentido común”. No puede estar atado a lo que diga cualquiera y sin lógica alguna. Un modo sutil de responder a los que critican a su equipo económico.

Al abandonar Madrid, la primera escala de su gira por el viejo continente, y en tránsito hacia Berlín, Fernández discutió con su comitiva las repercusiones de los más recientes ataques discursivos de Kirchner. Según pudo saber El Cronista, Alberto dejó en claro que los canales entre ambos siguen cortados.

“No me preocupan las críticas de Cristina. Tenemos en claro que pensamos diferente. Pero no son dos modelos contrapuestos. Tenemos el mismo objetivo. Ella quiere ir a Mar de Plata por la ruta 11 y yo por la ruta 2, pero el destino es el mismo”, comentó el presidente a un secretario de Estado que forma parte de la reducida comitiva. Para el jefe de Estado estos son “escenarios normales de tensión que siempre hay en la política”.

Dicho esto, Fernández no ve que el kirchnerismo esté buscando obstruir en el Congreso su plan de gobierno, a pesar de sacar a relucir una batería de proyectos que no cuentan con el respaldo del Poder Ejecutivo. Sobre el adelantamiento del salario mínimo, exigido por Máximo Kirchner, en su equipo dicen que ya estaba en discusión; al respeto de la moratoria previsional, aseguran la van a analizar, siempre bajo el paraguas tácito de que ello no implique aumentar la emisión monetaria y se logre con recursos genuinos.

EL RUMBO ECONÓMICO

El Presidente está convencido de que en el actual mundo de guerra y cambios que están produciéndose en la economía global, será necesario revisar más adelante el acuerdo que selló la Argentina con el FMI

En la lógica del “sentido común” en la economía, la Casa Rosada destaca que “no se puede vivir siempre con déficit fiscal”, en lo que se traduce en una negativa a transigir los objetivos fiscalistas del programa con el principal acreedor del país. Aunque tampoco, reponen cerca suyo, eso debe llevar a una disparada de las tarifas.

También preocupa el presidente el posible cuello de botella que podría tener en el acceso a divisas indispensables para cubrir, especialmente en junio y julio, la salida de dólares por la compra de gas para el invierno.

En este sentido, el aumento de tarifas segmentado que armó el ministro de Economía Martín Guzmán y que resisten en el kirchnerismo deberá ser refrendado por el ENRE. 

En otro orden, el Gobierno espera avanzar cuanto antes con los proyectos de ley que envió al Congreso, como ser la ley de incentivo industrial, el proyecto de industria automotriz y de electromovilidad.

Hacia el futuro inmediato, el Gobierno no cree que las paritarias vayan a ser un problema para la inflación. “A los que hay que ir a preguntar por la inflación es a los formadores de precios”, deslizó el Presidente antes de bajar en Berlín, donde este miércoles debió dejar a un lado las discusiones internas para entrevistarse con el canciller alemán Olaf Scholz.

UNA AGENDA ENFOCADA EN LA GUERRA

Durante el encuentro previsto este miércoles con el canciller federal de Alemania, Fernández pretende hablar de la situación en Ucrania y los impactos de la economía mundial. 

En este contexto bélico en el este europeo, la Argentina se muestra como un país alternativo en la búsqueda de recursos faltantes en Europa, como son los alimentos y el petróleo.

Hay muchas coincidencias entre la Argentina y Alemania respecto de este escenario mundial. Sin embargo, hay una fuerte diferencia que Alberto Fernández tiene con Scholz y el resto de los países del G7: la aplicación de sanciones a Rusia.

Fernández está convencido de que sancionar a Moscú por la guerra no es una buena opción ya que cree que todo ello repercutirá en la economía mundial. En cambio, Alemania y el resto de Europa ya avanzo en la aplicación de sanciones económicas contra Rusia.

Todo esto no quita que el presidente argentino se oponga firmemente a la guerra y la invasión de Rusia en Ucrania. Desde este punto de vista se muestra muy crítico de Vladimir Putin, con quién hace menos de seis meses compartió un encuentro en Moscú y lo invito a invertir en Argentina como “una puerta abierta para Rusia en América latina”.

La comitiva oficial que acompaña al presidente la integran el canciller, Santiago Cafiero; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y la secretaria de Relaciones Económicas, Cecilia Todesca, a los que se suma la portavoz, Gabriela Cerruti.

Autor: Martín Dinatale

Medio: El Cronista


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