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Tras ser agredido, Sergio Berni habló de una “emboscada” y apuntó contra la policía porteña

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El ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni habló el lunes por la noche en una entrevista televisiva tras recibir una golpiza por parte de un grupo de choferes que realizaban un piquete en Avenida General Paz -a la altura de la Ruta 3- en reclamo por el asesinato de Daniel Barrientos (68), conductor de la línea 620.

Con el foco puesto -en principio- en la muerte de Barrientos, que ocurrió en la madrugada del lunes durante un intento de robo, Berni analizó: “Lo de hoy (por ayer) es muy llamativo. Nadie roba con dos vehículos de apoyo un colectivo a las cuatro de la mañana, con un armamento que no es el habitual para este tipo de delito. Tenían municiones carísimas y destinadas para profesionales. Todo nos hace pensar que no fue un simple robo”.

“Normalmente, esta situación pasa cuando la víctima se defiende, cuando hay plata de por medio. Acá no hubo plata. Se llevaron una sola cartera y ejecutaron a un trabajador. Y es algo que tenemos que investigar. Vamos a avanzar muy rápido, desentrañar los motivos y detener a los autores”, acotó.

Además, puso en duda las intenciones de la policía de la Ciudad, que lo sacó del lugar cuando estaba siendo atacado. “Me llevaron detenido. Me llevaron casi como a un detenido”, reiteró. Y apuntó contra Eugenio Burzaco, el titular de la seguridad porteña: “Espero que no me llame, porque se va a comer una flor de puteada”. Para Berni, la Infantería intervino “justo cuando estaba por llegar a un acuerdo”.

Respecto del ataque que recibió durante la medida de fuerza, remarcó que son “gajes del oficio”. “Si me preguntan cómo estoy, estoy muy mal. Tengo dolor en el alma y es el mismo dolor que siento cuando nos matan a un ciudadano de la provincia. El resto son golpes a los que uno está acostumbrado”, sostuvo.

Admitió además que le habían advertido -previo a su llegada a la zona de conflicto- que podía tratarse de una emboscada: “Cuando les vi la cara a todos los que estaban ahí, me di cuenta de que era gente que venía a provocar. Me tiré contra la pared para protegerme. Y fue piña y patada, piña y parada. Ahí se funde todo. Los que estaban dolidos por la muerte de su compañero, los infiltrados políticos, quienes los que pelean con la UTA. Es una disputa enorme”.

“Pero yo no le escapo a nada. Me iba a quedar ahí. Me podrían haber matado acá como en un allanamiento o cuando perseguimos a narcos”, indicó luego. Y enfatizó: “Es imposible gestionar la seguridad desde un escritorio. Yo cuando bajé del helicóptero, sabía a lo que me enfrentaba”.

En relación a las heridas sufridas en el altercado, el ministro de Seguridad acusó “varias fracturas” y confesó que lo debían haber “operado”. “Cuando fui a tratar de defender a un colectivero que recibió un escudazo, me revolearon una piedra en la cabeza. Puse mi mano sobre la zona y pude sentir el hueso”, rememoró.

Fuente: La Nación


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