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Corrida cambiaria: en Salta, el turismo sería el único sector favorecido

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La devaluación genera ganadores y perdedores. Según distintos factores, hay otros espacios que pueden llegar a salir indemnes.

La abrupta suba del dólar cambió todo el escenario económico. Hay nuevas reglas de juego. Y por eso hay algunos sectores que se verán beneficiados o directamente perjudicados.

Según un informe de Jorge Day para la Fundación Mediterránea las provincias receptivas de turismo extranjero, y las que tienen minería e hidrocarburos serán las más beneficiadas. El trabajo de Day no menciona a Salta, sino a las provincias patagónicas y las de Cuyo, como las más beneficiadas. Pero Salta también puede llegar a recibir, por el turismo extranjero, algún beneficio.

Day señala que claramente un dólar más alto beneficia a los exportadores, y más a aquellos que tienen bajos costos dolarizados, como varias de las denominadas “economías regionales”. “Un punto relevante es si a la fecha todavía no han exportado su actual producción. Quienes ya lo han hecho no podrían aprovechar a pleno la actual devaluación (salvo que todavía no le hayan pagado los dólares acordados)”, dice.

Hay un dato que se conoció recién ayer, que no figura en el informe de la Fundación Mediterránea y que atañe a la economía salteña: se depreció la soja, que ahora tiene su menor nivel desde 2009.

La soja descendió el lunes un 1,2% a u$s 311,78 la tonelada. En tanto, el maíz perdió un 2% a u$s 135,13.

Para Day, no es tan clara la situación de los productores de sustitutos de importaciones. Por un lado, se benefician al reducirles la competencia, consiguiendo mejores precios, pero les juega en contra una caída en el poder de compra de asalariados. Cae el consumo y se achica el mercado interno. Los sectores peor posicionados son aquellos que tienen altos costos dolarizados (insumos, equipos) y vende servicios (por ejemplo, salud que hace uso intensivo de equipamiento, transporte urbano, gráfica, etc.). Se ven mucho más afectados si venden bienes de consumo durable, cuyas ventas se resienten más ante el menor poder de compra de la población. Muchas pymes se hallarían en esa situación.

El problema es con la producción agrícola que está concentrada en el mercado interno (como el vino): porque el vuelco a la exportación no es automático y el mercado interno muestra signos de achicamiento. Según la CAME, las ventas minoristas acumulan un retroceso del 2,8% en el año. En junio, el retroceso se incrementó: fue de 4.2% por debajo del mismo mes del año pasado.

Fuente: La Gaceta


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