Carina Morillo es la cuarta argentina en lograr que su charla TED se sume al sitio oficial de conferencias.
Nació en Salta, pero su carrera la llevó junto a su marido y sus dos hijos a Luxemburgo, allá por 2002. El más chico, Iván, tenía para mitad de ese año cerca de 18 meses. Sus primeros meses de vida habían sido con normalidad, pero había algo que a su madre le preocupaba.
“Salíamos a caminar con Ivan y cuando le daba una rama para que juegue, nunca la convertía en un avión”, contó la economista del Babson College a la revista Apertura Cronista.
Cuando su hijo cumplió dos años y medio, después de que varios médicos luxemburgueses y franceses confirmaran el autismo de Iván, Carina y su familia volvieron a la Argentina. Iván tenía muchas dificultades a medida que crecía y esto la impulsó a crear la Fundación Brincar x un autismo feliz.
Desde 2010, la organización ya formó a más de 15.000 familiares y profesionales de la saludad y de la educación en los aspectos más importantes del trastorno que se presenta en uno de cada 68 nacimientos.
La salteña presentó su experiencia en la última edición del encuentro TEDxRíodelaPlata y contó “Miradas del autismo”, una de las únicas nueve charlas en español subidas al sitio oficial del reconocido ciclo de conferencias. De ellas, cuatro son historias de argentinos.
Un cambio de vida
En una entrevista con “Mujeres que hacen”, Morillo se refirió al vuelco en su vida cuando se enteró que uno de sus hijos padece autismo.
“Yo trabajaba en el sector financiero pero siempre fui voluntaria de organizaciones sociales. El único contacto que había tenido con el autismo había sido a través de una película. Un chico frente a un lavarropas veía girar el tambor y gritaba”, recordó.
A partir de la experiencia con su hijo Iván dijo que aprendió a comunicarse con él a través de un sistema de comunicación alternativa, acompañándolo en una rutina de 9 a 17 horas. Cuando la familia regresó al país inició un tratamiento de 30 horas semanales y se integró a un jardín con una maestra especial. Al principio pensaba Iván que tenía un déficit de atención, porque perdía habilidades y palabras y comía con las manos. Cuando notó que hasta su juego era pobre le dijo a su marido que la cosa no tenía buen color. “Los médicos me decían que los varones eran más vagos, pero a mí había algo que seguía sin convencerme”, explicó.
La decisión de regresar al país no fue fácil. “La Argentina está entre los primeros países del mundo a nivel tratamiento y servicios para personas con autismo. Luxemburgo es uno de los mayores PBIs del mundo y no tiene eso. Y acá hay otro factor clave que es la calidez humana. Acá, aunque diagnosticar a Iván fuera difícil, todos me decían “yo le voy a buscar la vuelta para descubrir qué tiene”. Nos faltarán muchas cosas, pero somos muy creativos, y con mi familia nos sentimos abrigados.”
La experiencia “Brincar”
Morillo contó que en 2008 necesitaba sacar oxígeno de otro lugar y se ocupó al 100% en el sector social. Empezó a trabajar en la fundación Crear Vale la Pena, dirigida por Inés Sanguinetti y con la integración social a través del arte como objetivo. A los 6 meses le ofrecieron ser directora ejecutiva, pero cuando Iván terminó el jardín y descubrió que en las escuelas especiales no le dejaban usar su comunicador, ahí empezó a pensar cómo sería su vida adulta cuando ella no esté y entonces decidió trabajar en algo para su hijo. En mayo de 2012, Brincar ya tenía su propia personería jurídica.
Sobre lo que siginifica convivir con el autismo, Carina Morillo aseguró que la clave es “no negar el dolor o la tristeza es clave, como también poder agradecer las cosas que nos pasan. Se trata de no estar mirando sólo que te pasa a vos ni enroscarte en vos mismo, sino de levantar la mirada y entender que hay situaciones peores que la tuya. A mí Iván me enseñó eso, a disfrutar de las cosas chicas como sentarse a tomar un café. Iván progresó muchísimo. Hoy se comunica con un iPad, se viste solo y pone la mesa. Pero lo más importante, es una persona feliz, tiene una sonrisa. Y aunque va a necesitar apoyo toda la vida, su riqueza es su pureza, la que le permite ver la vida de una forma simple. A él, el simple hecho de que haya tostadas para la hora del té lo hace feliz. Eso es simpleza.”
Por último, sobre cómo llegó a contar su experiencia en el ciclo TEDxRíodelaPlata recordó que unos años antes había realizado un curso que se llamó “El mundo de las ideas”. Participaron personas de todo tipo de profesiones, desde directivos de bancos hasta emprendedores, y uno de los profesores era Gerry Garbulsky (organizador de TEDxRíodelaPlata). Al final del curso, cada uno se graduó con una charla de cinco minutos en la que exponía cómo pasar de una idea a una acción. Al mes del final, Gerry la llamó y fue una experiencia que la emocionó.
“Me dijo que por primera vez, la versión local de las charlas TED iba a incorporar las audience talks, que son charlas más cortas de gente no experta. Me propuso participar y yo quedé helada, pero era el lugar ideal para que la gente escuchara.”