Evitando los grandes anuncios o los movimientos bruscos, las naftas y el gasoil sufrieron durante 2009 fuertes aumentos de precios que, en algunos casos, duplicaron la inflación real.
Las subas se produjeron en un año en el que -paradójicamente- el consumo de combustibles detuvo su crecimiento y en que el precio promedio del barril de petróleo a lo largo del año fue un 40% más barato que durante 2008. Especialistas y actores del sector explican que, en realidad, las petroleras aprovecharon para recomponer parcialmente los precios, que aún continúan por debajo de los de otros países de la región.
Según datos que figuran en el portal de la Secretaría de Energía de la Nación, en el último mes de 2009 un automovilista que llenó el tanque en una estación de servicio de la Capital Federal pagó en promedio $ 2,83 por un litro de gasoil (36,1% más que un año antes), $ 3,16 por la misma cantidad de nafta súper (17,5% de aumento) y $ 3,58 por el equivalente en nafta premium (11,5%). Hoy los precios en los surtidores porteños son entre cinco y diez centavos más caros.
A nivel nacional, un estudio de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) calculó que -al mes de noviembre- el aumento interanual fue de 25% en gasoil, 27,1% en súper y 11,4% en los combustibles premium. Salvo la nafta más cara (que concentra un 5% del mercado), el resto de los combustibles subieron por encima de la inflación real de 2009, estimada en cerca del 15% por el consenso de los economistas. La inflación oficial fue de 7,7 por ciento.
Además, persisten diferencias de hasta 20 o 30% entre los precios de los combustibles entre la Capital y el interior del país (cuanto más alejado del centro, más caro). De hecho, en muchas ciudades del interior la nafta súper ya se comercializa a un valor similar (o superior) al de la cotización del dólar ($ 3,83) y la premium, a cerca de US$ 1,10, aproximadamente los mismos valores que costaban -medidos en la divisa norteamericana- durante los últimos meses del régimen de convertibilidad.
En el interior
"Según los datos que tenemos del interior, las naftas aumentaron durante el último año aproximadamente 20% y el gasoil, 29%", señaló Raúl Castellano, directivo de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).
"Es un reflejo de la inflación que afectó a todos los productos del país, con un adicional que corresponde a una recuperación de los precios de los combustibles, que venían bastante atrasados con respecto a las subas que había habido en otros países", agregó el empresario cordobés, que recordó que en 2008, antes del estallido de la crisis, el barril de crudo había llegado a los 147 dólares (hoy ronda los US$ 75) y provocado alzas en casi todo el mundo, salvo aquí.
Hasta el año anterior, el Gobierno mantenía un férreo control de los precios en los surtidores del área metropolitana, que ya mostraban fuertes diferencias con los del interior.
El informe de IES destaca que "los incrementos se aceleraron con posterioridad al acto eleccionario [del 28 de junio último], y con tendencias que continuaron a comienzos de agosto y que podrían acelerarse si se ajusta el precio interno del petróleo a 52 dólares por barril, como reclaman las petroleras no integradas y las provincias".
Entre noviembre de 2007 y diciembre del año pasado el precio de referencia que se paga en la Argentina por el barril de crudo Escalante se mantuvo fijo en 42 dólares. Pero en los últimos días de 2009, un acuerdo entre algunas compañías productoras de petróleo y la refinadora Shell llevó a que hoy se comercialice a 44 dólares el barril. Por eso, las petroleras no integradas se quejan de que durante más de dos años hubo una transferencia de rentabilidad de su sector al de las refinadoras, que sí pudieron aumentar los combustibles a un ritmo que superó la suba en la cotización del dólar.
"Ha habido una transferencia de rentabilidad del sector del upstream (producción de crudo) al sector del downstream (refinación de combustibles), que les permitió a las refinadoras obtener márgenes de rentabilidad que no obtuvieron sus casas matrices", explicó un ejecutivo del sector.
Con todo, la recomposición de precios no ha borrado por completo la brecha que aún existe con otros países de la región, donde los combustibles en las estaciones de servicio pueden llegar a costar hasta un 80% más que en la Argentina.
"Este reacomodamiento del último año ha tirado un poco arriba los precios, pero aún estamos lejos de algunos valores regionales. Nuestros precios están más alineados a los de Bolivia y Venezuela que a los de Brasil y Chile", dijo Gerardo Rabinovich, especialista del Instituto Argentino de Energía (IAE).
Futuro con más alzas
Según el consultor en temas de energía, "la evolución de los precios internacionales y el perfil cada vez más importador de la Argentina llevan a que vayamos a una recomposición de los precios". No obstante, especuló, las petroleras sólo aumentaron los precios luego de recibir la autorización de la Secretaría de Comercio Interior, que comanda Guillermo Moreno, "a cambio de otras concesiones".
A futuro, todo hace prever que los precios sigan aumentando. "Para este año, es muy probable que el precio de los combustibles acompañe el resto de los productos de la economía nacional, probablemente con algún plus de recuperación", anticipó Castellano.
Esa percepción fue ratificada por una encuesta de la consultora KPMG realizada entre los ejecutivos del sector de la energía. El 83% sostuvo que en algún momento los precios de la energía a nivel local serán equivalentes a los que existen en otros países de la región, aunque no hubo consenso acerca de cuánto tardará en producirse. Un 49% estimó que ello ocurrirá no más tarde que el año 2012, el 17% considera que se concretará en el año 2013 y el 34% restante dijo que no se producirá en el corto o mediano plazo. La Nacion