Con el antecedente de pérdidas mensuales que promedian los $300 millones, según estimaciones privadas, y una pronunciada caída en los márgenes de demanda, Aerolíneas Argentinas comenzó a achicar su abanico de rutas. A partir de octubre suspenderá sus vuelos a Rosario y San Martín de los Andes. A la cancelación de estos dos destinos se suma la repentina decisión de recortar, durante septiembre, dos de las tres frecuencias que la firma operaba al aeropuerto de Esquel.
En este contexto, se abre la puerta a otras futuras eliminaciones de rutas, que bien podrían alcanzar al noreste argentino, sin descontar a otras plazas patagónicas.
Al parecer, los más de $10 millones que la firma recibe del Estado por día no habrían logrado modificar la sucesión de resultados negativos acumulados en épocas del Grupo Marsans.
La baja rentabilidad, sumado al exorbitante aparato administrativo y sindical de la compañía, que cuenta con más de 9.000 empleados, no hacen más que volver extremadamente pesado el torpe carreteo de un emprendimiento que nunca termina de despegar.
La confirmación del recorte de itinerarios proviene de los propios agentes de venta de la compañía: "La ruta de Rosario no la vamos a operar más", fue la respuesta dada a iProfesional.com ante la consulta sobre los servicios pautados para el próximo mes.
Hoy por hoy, no se pueden ni hacer reservas ni comprar pasajes con destino a la ciudad santafesina. En Rosario, mientras tanto, el freno que evidencia la actividad de la empresa ya encendió una luz de alarma entre los operadores del aeropuerto.
Así, el directorio que explota la terminal aérea busca reunirse con Mariano Recalde, titular de la línea de bandera, a fin de conocer los alcances finales de la medida y, a partir de ahí, delinear alternativas que permitan recomponer la ruta.
“A nosotros la decisión nos llegó a través del gerente comercial que la compañía posee en esta ciudad. Estamos esperando que Aerolíneas Argentinas nos lo comunique de manera oficial”, explicó a iProfesional.com Raúl Garo, presidente del directorio a cargo del aeropuerto rosarino.
“La información que tenemos es que a partir del 1º de octubre no operará más el vuelo que hoy une a Buenos Aires con Santa Fe, previa escala en Rosario. La empresa ya suspendió la comercialización de pasajes”, añadió.
Garo sostuvo que la prestación de Aerolíneas Argentinas “se estaba dando con grandes deficiencias”. “Hubo demoras en muchísimas oportunidades. Y lo mismo puede decirse de las cancelaciones”, dijo.
En este contexto, adelantó que el directorio del aeropuerto de Rosario ya solicitó una entrevista con Recalde para proponerle la instauración de un servicio internacional con escala en la ciudad santafesina.
El Sur también pierde altura
La situación que afecta al aeropuerto rosarino encuentra eco en el sur argentino. Sucede que en esa región Aerolíneas Argentinas también recortó rutas y servicios.
La demostración más contundente es la suspensión de los vuelos que tenían como destino San Martín de los Andes. Este medio contactó al centro de comercialización de la empresa y desde Aerolíneas Argentinas explicaron que, con relación al destino patagónico, “no existe programación de vuelos a partir de octubre”.
“Hasta nuevo aviso no se estará volando más a Chapelco”, expresó una representante de la firma aérea.
Al igual que la repentina eliminación de la ruta a Rosario, fuentes de la firma aseguraron que Aerolíneas Argentinas reintegrará el dinero a quienes hayan adquirido pasajes con anticipación al mes mencionado.
Esquel es otro de los destinos que sufre el achique en la cobertura ofrecida por la línea de bandera. Desde este mes, la firma explota sólo una de las tres frecuencias establecidas para esa plaza chubutense.
“Es verdad que Aerolíneas tomó esa decisión, estamos trabajando para revertirla”, declaró Eduardo Arzani, ministro de Comercio Exterior, Turismo e Inversiones de Chubut.
“Hasta el momento no modificó su esquema en Trelew y Comodoro Rivadavia, que seguirán teniendo la misma cantidad de frecuencias”, aseguró.
El eterno déficit
Por encima de estas decisiones, flotan en el aire las complicaciones que siguen haciendo de Aerolíneas Argentinas un eterno dolor de cabeza para quien asuma su explotación.
Al parecer, lo hecho hasta ahora por el Gobierno parece no haber modificado en absoluto la tendencia negativa que, en términos comerciales, distingue a la compañía desde sus años de privatizada. En julio, estimaciones privadas dieron cuenta de una pérdida cercana a los u$s2,6 millones por día.
Los $1.200 millones que, sólo en el primer semestre de 2009, demandó la firma para mantenerse operativa poco cambiaron la calidad del servicio prestado. Y, en lugar de apaciguar los ánimos entre los miles de empleados que posee la empresa, no hizo más que reavivar las disputas sindicales.
El reciente conflicto entre la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), y la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), expuso los ribetes de una interna que excede a los operarios.
La estatización de la empresa dejó en claro que la problemática que aqueja a la estructura interna de Aerolíneas Argentinas no sólo no puede ser solucionada con un gesto político, sino que además se encuentra por encima de quien opere la compañía, sea gubernamental o privado.
En paralelo, la flota de aviones no escapa a la realidad que vive la compañía. Fuentes del mercado aseguran que los 92 aviones heredados de la gestión anterior, sólo 35 se encontraban operativos el mes anterior.
En la actualidad, la firma tiene 280 empleados por avión, mientras que ese índice llega a 155 en el grupo LAN, a 150 en la brasileña Gol, a 180 en TAM y a 71 en firmas de bajo costo, como Jet Blue.