La pandemia del coronavirus puso la mirada no sólo en el sistema sanitario sino en los servicios funerarios, quizás la arista más dura del COVID-19. Cuando ya no queda más que despedir a un ser querido es necesario pensar en el ritual de despedida y Salta muestra un mercado con profundas diferencias.
Dossier Web pudo conocer cómo es el trabajo de las empresas de servicios funerarios tras un relevamiento, allí se observan brechas marcadas donde se impone el monopolio de la conocida empresa familiar Pieve Sepelios, que junto a sus competidoras reconocen que agosto y septiembre fueron los meses más difíciles por la cantidad de fallecimientos registrados.
Durante el pico más alto de contagios y fallecimientos se denunciaron todo tipo de situaciones en medios locales e incluso nacionales, entierros masivos, largas esperas en crematorios y hasta el robo de un cuerpo en Tartagal, donde familiares del difunto haciendo uso de la fuerza, se llevaron el féretro a su casa para poder velarlo y despedirse, es que no soportaron la idea de no volver a verlo.
Edmundo Pieve contó a Dossier Web que en promedio realizan 450 servicios funerarios en toda la provincia, pero la llegada de la pandemia triplicó sus números en septiembre. “Notamos un fuerte incremento en agosto donde hicimos 548 servicios, pero septiembre fue catastrófico con casi 1200, el triple de nuestro promedio”.
La situación los obligó a pedir una autorización al Comité Operativo de Emergencia (COE), un permiso especial para retirar más de un cuerpo y hacer sepulturas masivas. “Capital, Orán y Tartagal fueron los lugares donde notamos el mayor crecimiento del índice de mortandad”.
Reconoce que ni ellos, ni la competencia estaban preparados para una situación así, pero con una gran estructura readaptaron los servicios e incluso hicieron uso de la tecnología para poder contener a familiares de las víctimas, “hacemos misas virtuales en nuestra iglesia, donde bendecimos las cenizas y tratamos de acompañar a las familias”.
El colapso de la atención, que advirtieron a la prensa en reiteradas ocasiones, es tal vez debido a que son la única empresa que brinda el servicio a empleados de la administración pública, a través del Instituto de Salta.
La competencia vive una realidad muy diferente
Romano Sepelios vive otra realidad, Héctor su dueño contó a Dossier Web que no sufrieron grandes desajustes en su tarea durante la pandemia, aunque reconoce que el volumen de trabajo en agosto y septiembre aumentó, sin embargo con una nueva organización lograron cumplir con la demanda. “A diario realizamos uno o dos servicios y en el momento más crítico llegamos a hacer seis”.
Si bien trabajan en el mercado desde el 2008 tanto en capital como en el interior de la provincia tienen una cartera de clientes acotada. Consultado sobre su principal competencia reconoció que tienen gran cobertura debido a su acuerdo con el Instituto de Salta. “Ellos tienen un convenio desde hace mucho tiempo, creo que lo tienen por cinco años y usaron la opción de renovarlo y esto sigue vigente, por ende no pueden participar otras empresas de la cobertura”.
Eso lo llevó a reflexionar en que “lo mejor sería que sea de libre elección, que el cliente pueda elegir qué empresa quiere y no que haya una exclusividad impuesta”.
La Piedad es otra empresa familiar muy conocida en Salta, sin embargo tras un intento de Dossier Web por conocer cómo están trabajando en estos momentos, informaron que no brindarían ningún tipo de información, respuesta que se repitió ante la consulta de otros medios de comunicación.
A pesar de que la oferta es variada, hoy la cobertura está centralizada en una sola empresa, algo que quedó plasmado no sólo con el testimonio de los propietarios de las firmas sino en los números que dieron a conocer.
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