Fueron afirmaciones de la presidenta, Cristina Fernandéz de Kirchner, luego de que fuera lanzado el satelite argentino, SAC-D, desde la base Vanderberg de la Fuerza Aérea norteamericana, ubicada en California. El proceso fue seguido por la Presidente a través de videoconferencia.
El aparato, que entró en orbita a las 11,20 hs, estudiará los cambios climáticos y sus efectos en los océanos. El mismo fue desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que depende de la Cancillería argentina, en cooperación con la NASA y la participación de entes del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología y empresas de base tecnológica.
Cristina Kirchner también se comunicó con la investigadora del Conicet Sandra Torrusio, quien le dio explicaciones técnicas desde el centro espacial Teófilo Tabanera, en la provincia de Córdoba. Este será el responsable del comando, monitoreo y control del satélite.
Se trata del primer aparato de este tipo diseñado específicamente para proporcionar mediciones mensuales a escala global de cómo varía la salinidad del agua de mar en la superficie de los océanos.
Este es un dato clave para estudiar los vínculos entre la circulación oceánica y el ciclo hídrico global, que a su vez afecta la capacidad del océano de almacenar y transportar el calor y regular el clima de la Tierra.
La misión SAC-D/Aquarius busca determinar cómo el océano responde a los efectos combinados de la evaporación, la precipitación, el derretimiento del hielo y el escurrimiento de ríos en la temporada y entre las estaciones, así como su impacto en la distribución global tanto como la disponibilidad mundial de agua dulce.
El otro fin es obtener datos sobre la humedad del suelo a escala de grandes extensiones, parámetro que contribuirá a la generación de alertas tempranas de inundaciones y de aparición o dispersión de enfermedades.