Cambiemos hizo una gran elección en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires. Macri se verá con la Presidenta mañana para iniciar la brevísima transición
“¡Ustedes hoy, con su voto, hicieron posible lo imposible, lo que nadie creía!”. Con el 99% de las mesas escritadas, Mauricio Macri le ganó ayer 51,44 a 48,5 a Daniel Scioli el ballottage y asumirá dentro de apenas 17 días como nuevo presidente de la Argentina. El candidato de Cambiemos construyó su triunfo con una elección impecable en toda la franja del centro del país, incluida la provincia de Buenos Aires, adonde perdió pero terminó muy parejo con el postulante del Frente para la Victoria. La brevísima transición que deberá encarar arrancará mañana mismo, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo reciba al atardecer en la residencia de Olivos.
Scioli ganó en 15 provincias, contra 9 distritos que respaldaron a Macri, pero el jefe del gobierno porteño hizo la diferencia al imponerse por amplísimo margen en cuatro de los cinco principales distritos electorales del país. El aluvión de votos amarillos llegó desde la Ciudad (adonde Macri se impuso 65 a 35); Córdoba (72 a 28); Mendoza (58 a 42) y Santa Fe (56 a 44). De ese quinteto, sólo la provincia de Buenos Aires quedó para Scioli, pero por la diferencia mínima de un punto. Un 50,6 a 49,4 que no le alcanzó de contrapeso.
Macri creció 17,5 puntos respecto de la primera vuelta. Se quedó con la casi totalidad de los distritos bonaerenses del interior. En Córdoba le descontó a su rival 900 mil votos, más de los que le sacó en el total del país, y una lectura en caliente podría poner en los cordobeses la factura del nuevo presidente. Otro enfoque muestra que Scioli que creció 11,3 puntos desde el 25 de octubre sacó ayer casi la misma cantidad de votos que obtuvo Cristina en 2011: 12,1 millones del bonaerense contra 11,8 millones de la mandataria. Pero en frente, esta vez, tuvo al voto opositor unido. La participación fue alta. El voto en blanco, que se esperaba significativo, no tuvo gran incidencia: fue de apenas el 1,2%, al igual que los votos nulos.
La victoria de Macri se palpitó durante toda la tarde, aunque no por tan estrecho margen. A las 21:30, Scioli reconoció la derrota. Con el 66% escrutado y cuando Macri le sacaba siete puntos de diferencia, el bonaerense salió al pequeño escenario del hotel NH porteño. En su discurso, rodeado de su círculo más cercano y acompañado de Carlos Zannini, Fernando Espinoza, Ricardo Casal y Karina Rabolini, entre otros, valoró los logros de la última década, como el desendeudamiento, el programa de repatriación de científicos, el nivel de empleo, la inclusión jubilatoria, las políticas de salud e YPF, entre otros. “Hemos puesto todo nuestro esfuerzo. El pueblo ha elegido una alternativa, y esperemos que Dios lo ilumine (a Macri) para poder mejorar lo que el país ha avanzado”, dijo al anunciar que ya había felicitado a su rival por el triunfo.
“Siempre voy a buscar desde el lugar que sea poner la bandera argentina bien en alto. Esperamos que se cuiden todos estos logros, todos estos derechos. Esa será nuestra responsabilidad desde el 10 de diciembre, cuidar, buscar influir para que las cosas vayan cada vez mejor. Que ese cambio sea superador para bien de nuestro pueblo”, esbozó apenas sobre su futuro. Hoy a la tarde será recibido por la Presidenta. Y en poco más de dos semanas deberá entregarle la banda de la Gobernación bonaerense a María Eugenia Vidal.
Veinticinco minutos después, Macri aparecía exultante en Costa Salguero. En ese momento, con el 71% escrutado, le llevaba más de seis puntos a Scioli. “Gracias. Yo estoy acá porque ustedes lo han decidido. No me va a alcanzar la vida para seguir agradeciendo, empezando por Lilita (Carrió) y Ernesto Sanz, y todos los dirigentes que nos acompañan”, fueron las primeras palabras del presidente electo, que también reconoció a su vice, Gabriela Michetti; a Vidal; y a su designado jefe de Gabinete, Marcos Peña; entre otros. “Es un cambio de época que yo les dije, y ustedes creyeron, va a ser maravilloso. Es un cambio que no puede detenerse en ajustes de cuentas”, los arengó.
por NOELIA BARRAL GRIGERA, El Cronista