La minería sigue desoyendo las voces de crisis y avanza a paso acelerado en la Argentina. La actividad, producto de la revalorización que evidencian el oro, la plata y el cobre, ya mueve $35.699 millones en el escenario, algo así como el 3,4% del PBI argentino, según datos del Ministerio de Economía. Y las perspectivas para este año, de la mano de nuevos yacimientos como Manantial Espejo, en Santa Cruz, son de corte positivo. Así, y según aseguró Manuel Benítez, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), la recuperación del cobre en materia de demanda, y el creciente interés que exhibe el uranio como fuente de energía alternativa, colocan a la oferta local de minerales en una situación ventajosa de cara a los próximos meses.“Si bien la producción todavía se ubica detrás de Chile, Perú y Brasil en términos regionales, la riqueza geológica del país asegura inversiones y también la estabilidad laboral del sector. Hoy la actividad genera 220.000 puestos de trabajo directos, con los consiguientes beneficios que implica contar con proyectos y desembolsos que, como mínimo, se mantendrán firmes por más de 15 años en la Argentina”, dijo.
La apreciación de Benítez encuentra eco en el sector de las compañías exploradoras. Desde ese segmento adelantaron a este medio que a lo largo de este año se pondrán en marcha proyectos por más de u$s8.100 millones.
En esa dirección, la explotación de metales preciosos lidera las preferencias de las compañías del segmento, que impulsarán distintas iniciativas en San Juan, Mendoza y Catamarca, entre otros territorios.
A esas propuestas también se suma un mineral que hoy gana posiciones entre los más requeridos del planeta: el litio.
Catamarca, Salta y Jujuy aparecen como los espacios donde la producción de este mineral –cuya demanda viene creciendo a una tasa del 7% anual en todo el mundo– podría volverse intensiva en el transcurso de 2009.
Por el lado del uranio, el principal interés pasa por reactivar la mina Don Otto, en Salta, cuya explotación corrió por cuenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) entre los años 1955 y 1981.
“Los yacimientos anunciados y que se pondrán en marcha durante el presente año son varios. Entre ellos figuran el binacional Pascua-Lama con Chile (San Juan, u$s3.000 M), Gualcamayo (San Juan, u$s200 M), Potasio Río Colorado (Mendoza-Neuquén, u$s1.900 M) y Agua Rica (Catamarca, u$s3.000 M)”, detalló a iProfesional.com, Julio Ríos Gómez, titular del Grupo de Empresas Mineras de Exploración de la República Argentina (GEMERA).
Más allá de estos destinos puntuales, Benítez, de CAEM, remarcó la importancia de la minería al momento de generar divisas para los territorios donde se realiza la explotación. “En Catamarca, por ejemplo, el 60% de los ingresos de la provincia corresponden a nuestra actividad”, ejemplificó.
Explotación
Respecto de los principales proyectos de explotación que iniciaron sus operaciones este año, Benítez mencionó a Manantial Espejo, al este de la localidad santacruceña de Gobernador Gregores, como la iniciativa que “demuestra el potencial minero del país”.
Producto de una inversión acumulada de $700 millones promovida por el grupo canadiense Pan American Silver, el yacimiento está orientado a la extracción de plata y oro. Y demanda una dotación de personal superior a las 450 personas. El proyecto brinda empleo indirecto, además, a 1.500 operarios.
El mineral que se extrae en Manantial Espejo es exportado a Suiza y Alemania; países en los que se procesa el material y se concreta la separación del oro y la plata.
Benítez mencionó a Gualcamayo, en San Juan, como otros de los proyectos de relevancia que entró en producción este año. La mina ocupa una extensión de 25.676 hectáreas y se estima que sus reservas de oro llegan a 1.430.000 onzas.
La puesta en marcha del proyecto Gualcamayo demandó una inversión de u$s200 millones por parte de Minas Argentinas, una subsidiaria de la canadiense Yamana.
“También es importante lo que está ocurriendo en Sierra Grande, Río Negro, con la explotación de mineral de hierro”, comentó Benítez. La reactivación de ese complejo minero demandó una inversión superior a los $350 millones.
Concretada la recuperación inicial del yacimiento, en breve se pondrá en marcha un programa para incrementar la capacidad productiva de Sierra Grande, que implicará otro desembolso de $180 millones para alcanzar una producción anual de 2,8 millones de toneladas de mineral crudo y 1,2 millones de producto concentrado.
Buscar y encontrar
Ya en términos de exploración, Ríos Gómez, de GEMERA, mencionó como destacados a los siguientes proyectos:
* En Santa Cruz, los proyectos Cerro Negro, La Paloma y Cerro Vanguardia, orientados al hallazgo de oro y plata.
* En Río Negro, La Luz (oro y plata).
* En Chubut, Navidad (plata, plomo y zinc), Paso de Indios y Cerro Solo (uranio).
* En San Juan, Pachón (cobre), Rincón de Araya (cobre) y Carmen (cobre y oro).
* En La Rioja, Salto de Albi y Cerro Tendal (cobre, molibdeno y zinc).
* En Salta, Lindero (oro), Río Grande y Taca-Taca (cobre).
* En Jujuy, Mina Pirquitas (plata y estaño).
Pérdidas
Más allá de las iniciativas en proceso, lo cierto es que el primer tramo del año comenzó con una catarata de pérdidas para las mineras. “Sólo en la provincia de San Juan ya se perdieron inversiones por u$s50 millones”, aseguró Ríos Gómez. Entre los proyectos que aparecen en “stand by” figuran: Los Azules, El Altar y Coipita.
Los Azules es un proyecto orientado a la explotación de mineral de cobre. La exploración corre por cuenta de la firma Minera Andes, y se estima que las reservas superan las 11 millones de libras.
El yacimiento fue descubierto en 2004, pero la perforación que dio cuenta de la presencia de cobre de alta calidad recién se llevó a cabo dos años después.
Por su parte, El Altar es un proyecto también destinado a la explotación de cobre aunque el plan de acción, en ese caso, pertenece a la anglo-australiana Rio Tinto. El yacimiento está ubicado a sólo 7 kilómetros de la frontera con Chile.
Coipita es una iniciativa a cargo de la firma brasileña Vale do Rio Doce, la cual ya suspendió los trabajos de exploración en la Cordillera de los Andes. También comprende una futura explotación de mineral de cobre.
Otras propuestas que podrían verse congeladas en el transcurso del año son el área Cerro Moro, a cargo de la firma Exeter, y el proyecto sanjuanino Casposo, operado por la firma canadiense Intrepid Mines.