El Ibex-35 español cae 5,52%; Londres baja 3,79%; Frankfurt lo hace 3,51%; y París, 5,9 por ciento. Se espera el incio de la jornada en los EEUU, con preocupación por las bajas globales.
Las bolsas europeas han comenzado la semana igual que terminaron la anterior, con marcadas pérdidas y ahora se espera la apertura de Nueva York, que el último viernes cerró con una baja del 3,59%, para ver qué rumbos podrían tomar los mercados de cara a una semana que se prevé difícil.
Todos los parqués han iniciado la sesión del lunes con números rojos. Los inversores, temerosos de la situación económica, siguen decantándose por las ventas y con pánico por los rumores de una recesión.
China y Tokio cerraron con perdidas históricas y las bolsas europeas abrieron con bajas superiores o cercanas al 6%.
En tanto, el índice Footsie-100 de la Bolsa de Londres caía 4,7% y en la misma sintonía, el índice CAC 40 de la Bolsa de París se derrumbaba un 5,7% en sus transacciones.
El índice Dax de la Bolsa de Frankfurt opera con una fuerte baja de 4,31% y el índice Ibex-35 de la Bolsa de Madrid se desplomaba por su lado un 5,69 por ciento. También, en Milán, el índice SP/Mib perdía un 4,03 por ciento.
Asia sufrió las bajas
La Bolsa de Shanghai terminó su sesión de este lunes con una caída de 6,32%, en un contexto de creciente preocupación por el estado de las empresas chinas frente al espectro de una recesión, mientras que en el Hang Seng de Hong Kong se ha notado un descenso del 12,7 por ciento.
El Índice Compuesto de Shanghai, que incluye las acciones de tipo A y B en dólares y en yanes, perdió 116.27 puntos para situarse a 1.723.35 puntos.
La Bolsa de Hong Kong perdió un 12,7% en la sesión, en sintonía con las demás bolsas asiáticas, en un mercado atemorizado por el fantasma de una recesión mundial, según los operadores.
Por su parte, el índice Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong retrocedió 1.536,45 puntos (-12,2%), y se situaba a 11.081.93 puntos.
Los papeles de Tokio cerraron con un nuevo retroceso del 6,36% que situó al índice Nikkei en su nivel más bajo en 26 años, debido a la caída de los valores bancarios y a la imparable apreciación del yen frente al dólar y al euro.