El mundo se enfrenta a una situación sanitaria sin precedentes con un impacto económico, que según la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), podría costarle a la economía global, hasta US$2 billones este año.
Por su parte, Argentina tiene históricamente, una relación insana con la economía y no logra elevar los niveles de confianza necesarios para atraer inversiones, es un país inmerso en una devaluación sistemática, una deuda externa que desequilibra aún más la economía y con un 35% de pobreza que lentamente no deja de crecer.
Ya antes de la pandemia, Argentina se ubicaba entre las peores economías del mundo y justo, en este escenario, llega al país un coronavirus desconocido, que obliga el cierre técnico de buena parte de su economía, llevando a productores y ciudadanos a una cuarentena que supera hoy los 30 días.
La economía Argentina se sostiene de la producción primaria y de comodities, que hoy están duramente afectados por la baja en la demanda internacional, ya en marzo la consultora Abeceb proyectó que las exportaciones de maíz y trigo caerán en 5.1% (U$s 460 millones) en tanto que los envío de soja y sus derivados retrocederán en 8% (U$s1360 millones), por otra parte, el petróleo tiene el precio más bajo de su historia, lo que afectará negativamente la región de la Patagonia que depende de él y por ende, a todo el país.
El NOA, por su parte se enfrenta ahora a un desafío histórico, en Salta por ejemplo, se estima una caída de $ 2.000 millones según el ministro de Economía Roberto Dib Ashur, mientras en Tucumán, Ramón Cano, referente de los trabajadores de comercio, indicó que el 80% de los trabajadores tucumanos no cobró o no cobró completo el sueldo de marzo; y Jujuy por su parte, quiere declararse en “emergencia turística” luego de tener un cese total esta actividad tan relevante para su economía. Estamos ante un panorama más que oscuro y la gente común, lo percibe, lo que altera su bolsillo, sus emociones y sus decisiones a la hora de comprar.
El consumo en el NOA hacia una nueva normalidad.
Aunado a la crisis económica ya descrita, el NOA es una de las provincias más afligidas por la falta de empleo y con los salarios más bajos del país. Sin dinero y sin trabajo el shopper (cliente/consumidor) centrará su compra en lo más básico.
En este contexto el precio es todo. Actualmente no se observa escasez y el común de la gente no cuenta con el presupuesto suficiente para crear un gran stock.
La compra de alimentos se ha hecho más racional, hoy, el shopper hace compras menos frecuentes, con menos acompañantes y de forma más expedita. El punto de venta es ahora más transaccional y menos persuasivo. Las decisiones se toman más por precio y rendimiento.
Frente a los alimentos se puede predecir que el shopper:
1) Preferirá productos que rindan, sean saciadores, que gusten a todos, como arroz o pasta.
2) Elegirá marcas locales o segundas marcas que podrían ser más económicas. Las primeras marcas tienen poca relevancia ante la crisis del bolsillo.
3) Si bien el presupuesto está muy limitado, el consumo de productos de indulgencia sigue. La gente no puede salir, no comparte, no se divierte y
tiene los niños en casa, por lo tanto, el consumo de snacks, galletas, gaseosas, seguirá presente.
El cuidado personal por su parte, ha cambiado significativamente. Ahora
pasamos más tiempo en casa y el arreglo personal es otro, por ejemplo, el consumo global de labiales decayó en el mundo un 90%, y está claro que han cambiado las prioridades de compra:
1) El consumidor de hoy preferirá marcas conocidas que ofrezcan limpieza, efectividad, pero sin las sobre promesas del pasado. Es decir, elegirá un champú familiar, rendidor y eficiente antes que uno que ofrezca bucles perfectos para el cabello teñido. Es decir, las subcategorías perderán
valor.
2) El tamaño es determinante para las familias. El comprador piensa en
todos al momento de elegir, sale de compras con menos frecuencia, y además no tiene dinero para complacencias particulares, por lo tanto, elegirá un tamaño familiar que se adecúe a todos. En los productos del hogar, también se observarán cambios, la asepsia, la eficacia y el multiuso crece.
1) Elegirán productos que puedan demostrar efectividad. Ya no solo importa que la casa parezca limpia y huela bien, ahora cualquier producto debe garantizarlo.
2) La economía y el ahorro sigue siendo lo más importante, por lo tanto, el consumidor ante esta situación estará ávido de productos multi tarea, es decir, un limpiador general, que desinfecte, limpie platos y hasta sirva para la ropa, un todo en uno, útil y más económico. Pero no solo cambiará lo que compra, sino la forma de comprar.
1) Las App de compras crecerán, tanto para alimentos frescos como envasados, así como la entrega a domicilio, una limitante para los sectores rurales o de menores ingresos. Sin embargo, las telecomunicaciones serán todo, y los sectores menos favorecidos se irán sumando más pronto que tarde.
Esta coyuntura sanitaria tomó al país por sorpresa, en medio de una crisis
económica severa, que para muchos parecía otra crisis argentina más, pero ya sabremos que no será así.
Ahora queda el aguante de quienes pueden, el talento técnico y científico para ahorrar en gastos de producción y distribución, e intentar formar parte activa de los gremios que buscan ser parte de las soluciones.
Laura Rosales
dossierweb.com.ar
