Efectos en el comercio
Para el exsecretario de Comercio de Brasil, Welber Barral, “el problema no se limita a la pérdida de competitividad por el mayor precio final. Muchas firmas ya enviaron cargas que ahora enfrentan cancelaciones o renegociaciones forzadas”. Según el consultor, esto afecta el flujo de caja y obliga a medidas inmediatas, como postergación de pagos fiscales o la búsqueda de líneas de crédito puente.
En Brasil, el gobierno federal evalúa incluso la compra pública de bienes perecederos para absorber parte de la producción desplazada. “No todos los rubros sufren igual. El café arábico brasileño, por su calidad y volumen, es difícilmente sustituible a corto plazo. La celulosa, en la que Brasil es líder global y que Argentina también produce en volúmenes significativos, mantiene ventajas técnicas que pesan mucho”, explicó Barral.
Sobre este punto detalló que “un tipo de cambio que atenúe la apreciación relativa frente al dólar puede amortiguar parcialmente el golpe”. El especialista en la materia, sostuvo también que la coyuntura puede generar oportunidades por el efecto “desvío de comercio”: si un país pierde acceso preferencial, otro puede ocupar ese espacio.
Medidas paliativas
Para Welber Barral, la tentación de aplicar represalias simétricas debe ser contenida porque podría dañar cadenas productivas locales que dependen de esos insumos. Con orientaciones políticas bien distintas Javier Milei y Lula parecieran tomar ese consejo. Argentina negocia un acuerdo de preferencias y Brasil recurre a la OMC.
Si bien para el Mercosur, la exposición es asimétrica porque Brasil destina cerca del 11% de sus exportaciones totales a Estados Unidos y Argentina menos del 7%, el consultor que estará en el país la semana próxima, propuso cuatro ejes para una posición conjunta: negociar excepciones puntuales para bienes sin sustitutos inmediatos en Estados Unidos, coordinar respuestas regionales para evitar la competencia desleal, fortalecer mercados alternativos que reduzcan la dependencia del estadounidense y activar los mecanismos de la OMC.
“La política arancelaria de Trump no parece un episodio pasajero, sino parte de un cambio estructural en el comercio internacional, esto implica que las empresas del Mercosur deben incorporar en su planificación la volatilidad regulatoria y la posibilidad de nuevas rondas de aumentos o restricción”, concluyó consultado por este medio.
Fuente: Ámbito