Fernando Zerega, dueño de Zeppelín Bar, dialogó con Dossier Web sobre el Decreto Nacional de Urgencia del Gobierno nacional que “recomendó” restringir la actividad nocturna, y sostuvo que “el comerciante está destrozado” después de tantos meses de cuarentena, además de insistir en que “las fiestas clandestinas son el verdadero problema”.
“Nosotros prácticamente no tenemos diálogo con el Gobierno, si bien lo tiene la Cámara (Hotelera, Gastronómica y Afines de Salta), nosotros somos autoconvocados, somos los que cortamos calles, lo que buscamos volver a trabajar como corresponde y obviamente nos sorprendió la noticia del Gobierno nacional. Por eso nos juntamos a ver qué medida podríamos tomar pero a nosotros lo que nos preocupa son las fiestas clandestinas”, dijo.
Sin embargo una pequeña tranquilidad llegó para los comerciantes gastronómicos cuando observaron el rechazo de otras provincias hacia la recomendación de Alberto Fernández. “Mendoza rechazó la medida, Córdoba, también la Ciudad de Buenos Aires y otras ciudades. Son al menos seis provincias ya, por eso esperábamos que el COE (Comité Operativo de Emergencias) tome una decisión correcta. La historia dice que hacen las cosas muy mal. El comerciante está destrozado, hay gente que debe 8 meses de alquileres, yo ligué dos juicios laborales en la cuarentena, ni hablar de sueldos atrasados, espero que el Gobernador Gustavo Sáenz se haga eco del pedido. No pedimos extensión de horarios, pese a que lo único que se genera es que haya más fiestas clandestinas, y eso es peor. Es parte de la solución tener a la gente controlada con protocolo, antes que andar rastreando fiestas clandestinas”, sostuvo.
Y agregó: “Si vas a tener vallada la ciudad te creo, pero cuando terminan los bares, la gente se va en masa a las fiestas clandestinas y eso pasa siempre. Ayer hice una reunión con los empleados y si tenemos que volver a cerrar a las 23 ya le dije a los empleados que esto se termina. Antes tenía ahorros, ahora no tengo nada y hasta un auto perdí”.
La bronca de Zerega tiene que ver con las imágenes que llegan desde la Costa argentina donde se ve la aglomeración de jóvenes y eso genera preocupación de cara a los próximos meses. “Pagamos los platos rotos por lo que pasa en el partido de la Costa porque ni si quiera pasa en Ciudad de Buenos Aires”.
“Esto siempre fue así. Cuando fue lo de Cromañón (la tragedia ocurrida en el barrio porteño de Once el 30 de diciembre de 2004 durante un recital de Callejeros donde murieron 194 personas), en Salta al día siguiente clausuraron 12 locales. Siempre pasa eso. Con Gustavo Sáenz tuve una reunión, le dije que lo respetaba, pero hasta abril no había casos y le pedí blindar la provincia. Le dije que los bares y restaurantes no son problema sino la solución, no hubo ni un solo caso y recién en julio empezamos a tener contagios, pero ahí empezaron a flexibilizar. Hicieron todo mal”, reclamó.
“Mucha gente no entiende y sé que los empleados públicos, por ejemplo, estuvieron cómodos en esta situación pero los del sector privado no. Yo tengo una empresa de software y me quedé sin clientes, el bar y la productora quedaron en cero y tengo empleados. Me liquidaron por todos lados”, cerró.
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