Aunque todavía no se conoce el equipo de trabajo de la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, la Secretaría de Energía volvió a quedar ratificada hoy en la apertura de las ofertas que hicieron las empresas para construir el gasoducto Néstor Kirchner. La ministra presenció el acto que se realizó en la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa) a través de una videollamada desde el Palacio de Hacienda, mientras que el secretario de Energía, Darío Martínez, hizo lo propio desde Neuquén. De manera presencial, estuvieron el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, y el presidente de Enarsa, Agustín Gerez, dos funcionarios cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La presentación de las propuestas no tuvo mayores sorpresas. Se conocieron que hubo cinco ofertas de las empresas constructoras: BTU; Techint y Sacde, de Marcelo Mindlin, en una unión transitoria de empresas (UTE); Transportadora del Gas del Sur (TGS); Esuco, y Contreras Hnos. y Víctor Contreras, en otra UTE. En los próximos días se conocerán los precios ofertados y las propuestas adjudicadas en cada uno de los cinco tramos de la obra.
“Asumí hace muy poco y celebro el trabajo en equipo. Lo mejor que tenemos que hacer es trabajar en equipo. La Argentina necesita una matriz energética más diversa, más compleja y esta obra, que es fundamental para los próximos 25 años, traerá eso. Sin energía, no hay posibilidades de que podamos tener radicación de empresas”, dijo la ministra.
Las palabras de Batakis de trabajar en equipo cobran relevancia, sobre todo cuando se tiene en cuenta que una de las razones de la renuncia del exministro de Economía Martín Guzmán fue su mala relación con los funcionarios del área energética. Unos días antes de dejar el cargo, Guzmán le pidió al presidente Alberto Fernández reemplazar a los titulares de la Secretaría y, ante la negativa del mandatario, el exministro tomó la decisión de renunciar.
Con respecto al gasoducto Néstor Kirchner, Guzmán tenía la intención de dirigir la obra desde el Ministerio de Economía, con la incorporación de Antonio Pronsato, el exfuncionario de Enarsa, que renunció tras la demora de la empresa estatal en llamar la licitación para adjudicar la construcción. El viernes antes de que Guzmán renuncie, Pronsato había hecho el examen preocupacional para incorporarse bajo las órdenes del exministro. La idea era que no solo dirija la obra del gasoducto, sino también que ayudara a coordinar la segmentación de tarifas.
El presidente de Enarsa indicó que se había “sobrecumplido” los plazos que se propusieron en el cronograma de licitaciones para llevar la obra del gasoducto. “Esta es una estratégica decisión de Alberto y Cristina. Desde aquel dictado del DNU, comenzamos a trabajar sin cesar. Podemos decir que tenemos los estudios de impacto ambiental presentados y conseguimos los caños en un contexto de incertidumbre global por el conflicto bélico. Ahora culmina el proceso administrativo de contrataciones, donde hemos sobrecumplido los plazos que nos propusimos en el inicio”, dijo Gerez.
El objetivo de Enarsa es que el gasoducto esté apto para funcionar el 20 de junio de 2023, para de esta forma comenzar el próximo invierno a sustituir parte de las importaciones de gas. “El único objetivo que tenemos es brindarle al país una matriz energética más consolidara y robusta para el invierno 2023, para sustituir importaciones e iniciar un proceso donde la inversión del Estado en subsidios no sea creciente, sino que vaya disminuyendo al pagar un precio del gas más accesible para todos”, señaló Gerez.
Con la obra terminada, se espera que el gasoducto genere un ahorro de entre US$1300 millones y US$1500 millones por la sustitución de importaciones, aunque dependerá de los valores de gas natural licuado (GNL) del año próximo.
Martínez, a su vez, también felicitó a todo el equipo de Enarsa y destacó que “se viene cumpliendo en lo establecido, los plazos y el cronograma”. Luego, agregó: “La obra posicionará a la Argentina en un camino de más seguridad energética, con la posibilidad de sustituir importaciones y ahorrar divisas”.
Según las proyecciones de la Secretaría de Energía, la construcción del gasoducto Néstor Kirchner cuesta US$1491 millones, ya que incluye también la ampliación de otros gasoductos menores, que ayudarían a ampliar el transporte. La totalidad de la obra se financiará con parte de los fondos públicos, que saldrán del 25% de lo recaudado por el impuesto a las grandes fortunas, y el resto son partidas presupuestarias de la Secretaría de Energía, que fueron dirigidas a Enarsa.
Unas semanas atrás, Enarsa había firmado con SIAT Tenaris, la subsidiaria del Grupo Techint, el contrato para la compra de 582 kilómetros de cañerías de 36 pulgadas de diámetro y de 74 km de cañerías de 30 pulgadas, que serán utilizadas para la primera etapa del gasoducto entre Tratayén (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires), y para sus obras complementarias.
El gasoducto permitirá ampliar un 25% la capacidad del sistema de transporte de gas natural argentino. Además, será fundamental para el desarrollo de la producción en Vaca Muerta, ya que permitirá que ese insumo llegue hacia los grandes centros de consumo del país.
Autor: Sofia Diamante
Fuente: La Nación