Alejandro Medina es un apasionado del café, estudió y se formó como barista y decidió emprender en Salta con el firme objetivo de llevar esa experiencia a más y más gente. Junto a su socio formaron Estación Café un negocio que crece a paso firme.
En diálogo con Dossier Web reconoce que emprender fue todo un desafío, algo riesgoso porque este oficio no es bien valorado en Salta, “el barista es el encargado de realizar el café con las técnicas adecuadas, es un mundo más grande del que la gente imagina y es muy apasionante”.
Hoy están anclados en Pueyrredón 1036, pero el sueño comenzó hace cuatro años, no sólo se quedaron con el local físico, sino que también participaron de ferias, llevando el café a todos los rincones de la ciudad.
“Estoy contento de haber decidido abrir este negocio en Salta porque tuve la oportunidad de irme a Buenos Aires y a pesar de que aquí no tenía las herramientas me arriesgué”, asegura.
Sus inicios fueron de la mano de un amigo chef que tenía su restaurante y le ofreció el horario del desayuno y la merienda para comenzar, fue así que Alejando comenzó a buscar un buen café de especialidad el cual trajo desde Buenos Aires.
Recuerda que al principio no ganaba prácticamente nada porque era el momento de invertir en sus propias herramientas, “esa situación no se modificó mucho ahora, todos los que emprenden en la Argentina seguro me entenderán y saben cómo son las cosas”.
Todo parecía marchar bien hasta que tuvo que enfrentar un nuevo desafío, “mi compañero tenía propuestas diferentes, buscaba hacer valiosos aportes a la gastronomía, pero la gente no salía de los pedidos clásicos y decidió cerrar su local, estaba cansado y con esa decisión también cerraba yo”.
Sin embargo todo iba a cambiar, mientras atendía la cafetería brindaba cursos de barista y allí conoció a su actual socio, sin saberlo Joaquín era hijo del dueño del local y este le propuso que se quede y emprendan juntos.
“Recuerdo que me preguntó si me animaba a quedarme y a emprender juntos, fue una buena oportunidad y hoy seguimos aquí”, sin dudas fue una buena decisión.
Compartiendo la misma pasión Joaquín se unió al proyecto, “cuando armé La Estación era esto de poder ofrecer café de diferentes orígenes y variedades, de Etiopía, Colombia, Guatemala, Nicaragua y otros más, nuestro público se fue acostumbrando y nos exige más a la hora de presentar estas variedades”.
Hoy su cartera de clientes está abierta a las recomendaciones “saben que siempre les vamos a ofrecer un recorrido distinto y nuevas experiencias. Hoy estamos apostando a los filtrados, pudimos traer buenas cafeteras y la respuesta es alentadora”.
En este camino al local llegaron muchos salteños que “se están alimentando diferente, con los hábitos keto y cetogénicos, veganos, entonces decidimos ampliar nuestra oferta, tenemos productos de calidad que hacen que se puedan disfrutar sin azúcar y preparamos budines veganos, ketos para poder tener otras opciones”.
Además, venden los granos para quienes tienen sus cafeteras en casa y ofrecen la opción de pagar el kilo e ir retirando de a cuartos para probar diferentes variedades.
“Durante la pandemia hicimos vasos reutilizables para que la gente venga con los suyos, nos hemos dedicado a buscar la mejor agua para hacer el café, siempre cuidando la materia prima, porque en el café el 90% es agua, siempre buscamos dar lo mejor”.
Alejandro recuerda el trayecto transitado con emoción, una pasión, una idea y un sueño que marcha a buen ritmo.