Son 1,2 millones de toneladas. En el mundo se consumen unas 10 millones de ese producto.
Funcionarios del Gobierno nacional y empresarios del sector molinero aseguraron que la Argentina puede ampliar en un millón de toneladas sus exportaciones de harina de trigo “en un plazo razonable”, durante la presentación de la Primera Jornada de las Exportaciones con Valor Agregado.
Argentina “está en condiciones de duplicar los volúmenes que exporta de alimentos derivados del trigo”, subrayaron empresarios del sector y funcionarios nacionales, durante un debate referido a la integración de las cadenas productivas de valor.
De acuerdo con lo establecido en el primer Congreso de Seguridad Agroalimentaria, la demanda mundial de harina de trigo alcanza los 10 millones de toneladas, mientas que la Argentina exporta cerca de 1,2 millón.
Gustavo Mingone, el subdirector General de Operaciones Aduaneras del Interior, explicó que el país está en condiciones de maximizar esa exportación, dado que posee “superficie, mayor rendimiento por hectárea, capacidad en los molinos y buena calidad de producción”.
En esta línea, Juan Busto, el gerente de Negocios Internacionales de Lagomarsino, sostuvo que “la Argentina puede incrementar su producción exportable en un millón de toneladas de harina en un plazo razonable”.
El debate sobre integración de las cadenas productivas de valor se desarrolló en el marco del primer Congreso de Seguridad Agroalimentaria, que organizó la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) conjuntamente con la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM).
El encuentro persiguió difundir la “necesidad de impulsar la transformación de la materia prima en productos con valor agregado”.
En este contexto, se citó a disertar, además de Mingone y Busto, a Carlos Barbeito, secretario General de la Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA) y Hugo Migliore, el gerente de Exportaciones de Molinos Cañuelas.
Durante el evento, se adelantó que el Gobierno argentino encabezará una misión comercial a los países del norte de África, dado que es allí donde se concentra gran parte de la demanda mundial de derivados del trigo. En concreto, entre éste continente y Asia requieren cerca de 8 millones de toneladas de trigo y derivados.
“Hoy, la tonelada de trigo apenas si supera los 300 dólares, mientras que en el caso de la harina de trigo asciende a 450 y los cereales y productos de panadería ya se ubican en 1.600 dólares”, enfatizó Mingone y concluyó: “definitivamente el valor agregado es central”.
Busto explicó que en caso de avanzar sobre el mercado africano, la Argentina competiría con Europa que “tiene fletes a costos más reducidos respectos de los nuestros y en la harina el flete es un elemento muy importante, porque representa el 30 por ciento del valor del producto”.
En este sentido, el representante de Molinos Cañuelas, Migliore, señaló que “para lograr mercados y hacerlos consistentes y seguros, la Argentina tiene que trabajar sobre calidad, para que afuera se aprecie el valor agregado que aportamos”.
Barbeito, por su parte, aseguró que la “evolución de la industria molinera es claramente positiva” en términos de calidad del producto, “sobre todo considerando la actual situación de la competencia, que tiene ventajas comparativas visibles”.
Informó además que “más allá de la importancia de la industria y la posibilidad de seguir creciendo, es importante destacar que el sector genera 15 mil puestos de trabajo en forma directa, además de un gran dinamismo en pueblos y ciudades chicas”.