Fue como consecuencia de la fuerte suba de tasas. Las familias prefieren no endeudarse a estos niveles y cae el consumo.
El Banco Central puso en blanco sobre negro el derrumbe sufrido en la evolución del crédito al sector privado. Según reflejó en el último informe monetario mensual, divulgado ayer, las líneas más afectadas fueron las relacionadas con el consumo de las familias: la financiación de compras con tarjetas de crédito cayó en 2018 un 12,7%% en términos reales (es decir descontando la inflación acumulada), mientras que los préstamos personales cayeron nada menos que 18 por ciento.
“Esto ocurre -resaltó el Central- en un contexto de caída de las ventas en centros de compra que -de acuerdo al último dato disponible-en octubre presentaron una disminución interanual del 18,7%”. Esto refleja que la disminución en el uso de crédito por parte de las familias impactó de manera directa y con dureza en la evolución del consumo minorista.
La política de elevadas tasas de interés que promueve el Central tenía como objetivo, en parte, frenar el aumento del crédito.Así hay menos combustible para correr al dólar, pero también se ve afectado el consumo
El derrumbe del crédito en la medición anual obedece sobre todo al frenazo del segundo semestre. En particular por la fuerte suba de la tasa de interés que definió el Banco Central para contener la suba del dólar, que en agosto superó los $ 40 y amenazó con espiralizarse. La consecuencia es que las tasas volaron, tanto para las empresas que precisan descontar cheques para hacerse de capital de trabajo como para las familias. En algún momento, financiarse vía tarjeta (es decir no pagar el total del resumen) costó por encima del 120%. Y hoy el costo financiero no baja mucho de esos niveles. Algo similar sucede con los créditos al consumo.
Según destacó el informe del BCRA, a diciembre último “la tasa de interés de los préstamos personales promedió 63,9%, exhibiendo un descenso de 0,7 puntos porcentuales”. Y en lo que respecta a las tasas de interés de las líneas destinadas a financiar la actividad de las empresas, mostraron comportamientos heterogéneos, asociados a la diferente participación que tuvieron las distintas entidades financieras en cada momento del mes”. Mientras que la tasa cobrada por los documentos a sola firma promedió 64,9%, mostrando un aumento de 1,8%.; la tasa de los documentos descontados promedió 58,8%, 4,3 puntos por debajo del mes anterior.
El público se mostró extremadamente cauteloso y evitó salir a tomar crédito con estos niveles de tasa de interés. La decisión de buena parte de las familias es postergar consumo y evitar endeudarse, porque los préstamos se pueden volver impagables. El BCRA consiguió el objetivo de mantener a raya al dólar a partir de la política de fuerte restricción monetaria. La consecuencia es una elevada tasa de interés, que retrajo el crédito y como consecuencia también el consumo.
El derrumbe del crédito en la medición anual obedece sobre todo al frenazo del segundo semestre. En particular por la fuerte suba de la tasa de interés que definió el Banco Central para contener la suba del dólar
Todas las líneas crediticias muestran fuertes caídas en relación a la evolución de la inflación. También los préstamos hipotecarios, que tuvieron un primer semestre muy positivo, pero que luego prácticamente desaparecieron ante el aumento de las tasas y los altos niveles de inflación.
Ahora se espera que la recomposición del financiamiento tanto a empresas como a familias se dé de manera muy gradual, a medida que el BCRA acentúe la baja de la tasa de interés. Ayer, por lo pronto, el rendimiento de las Leliq se ubicó en 58,8% anual, otra disminución marginal. Pero aún queda mucho camino por recorrer en los próximos meses.
Fuente: infobae.com