Dos semanas después de su derrota, el mandatario republicano sigue asegurando que ganó y afirma que hubo irregularidades en los comicios.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió al más alto funcionario de seguridad electoral del país por rechazar las denuncias del mandatario sobre un presunto fraude “masivo” en las recientes elecciones ganadas por el demócrata Joe Biden.
Dos semanas después de su derrota, el mandatario republicano sigue asegurando que ganó y afirma que hubo irregularidades en las presidenciales.
Las agencias encargadas de la seguridad electoral le llevan la contraria y consideran que estos comicios fueron “los más seguros de la historia de Estados Unidos”.
El desencuentro entre el presidente y esos organismos se saldó con el despido de Chris Krebs, el director de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), que en los últimos días se había dedicado a negar las acusaciones de fraude electoral de Trump.
“La reciente declaración de Chris Krebs sobre la seguridad de las elecciones de 2020 fue muy inexacta, ya que hubo muchas cosas inapropiadas y fraude”, tuiteó Trump.
“Por lo tanto, con efecto inmediato, Chris Krebs ha sido destituido“, escribió.
“Ha sido un honor”, reaccionó Krebs en Twitter.
La oposición demócrata criticó al presidente por la destitución del funcionario.
“Es patético, pero tristemente previsible, que el mantenimiento y la protección de nuestros procesos democráticos sean una causa de despido”, denunció el líder demócrata del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff.
La senadora Elizabeth Warren dijo que el despido era un “abuso de poder” por parte de un presidente “débil y desesperado” que promueve “teorías conspirativas”.
Aunque unos pocos congresistas republicanos reconocieron rápidamente la victoria de Biden, muchos guardaron silencio o apoyaron públicamente las acusaciones lanzadas por Trump.
El 45° presidente de Estados Unidos, que no logró ser reelegido, a diferencia de sus tres predecesores -Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton-, adoptó una postura muy dura desde el día de las elecciones, prometiendo una gran batalla judicial.
Desde que los medios estadounidenses anunciaron la victoria de Biden el 8 de noviembre, la mayoría de los dirigentes del planeta felicitaron al presidente electo, demostrando que no se tomaban en serio las acciones judiciales emprendidas por el equipo de Trump.
A falta de pruebas de un fraude electoral, la mayoría de esos recursos judiciales ya han sido rechazados por los tribunales.
Pese a ello, sus ministros y asesores más fieles dicen prepararse para un segundo mandato de Trump.
Y los seguidores del presidente siguen recibiendo peticiones para aportar dinero con el fin de “defender la elección”.
Entretanto, Biden continúa sus preparativos para asumir la presidencia. El exvicepresidente demócrata nombró el martes a una decena de miembros de su equipo de campaña, la mitad de ellos mujeres, para trabajar con él en la Casa Blanca, donde será investido el 20 de enero.
AFP