En 2020, el Gobierno creó y aumentó en total 14 impuestos. Sin embargo, los ingresos del fisco perdieron contra la inflación producto del derrumbe de la actividad, la caída en el consumo y la destrucción del mercado de trabajo, por los efectos de la pandemia.
Según informó el Ministerio de Economía, los ingresos del Estado fueron $6.635.238 millones el año pasado, lo que implica un aumento interanual de 32,1%.
El resultado anual hubiera sido mucho peor si no se hubiera visto beneficiado por la creación de algunos tributos, como el impuesto PAIS, que grava con el 30% la compra de divisas, y que generó ingresos por $134.971 millones, lo que representa el 0,5% del PBI. La recaudación de este tributo hubiera sido aun mayor si el Gobierno no hubiera restringido más el acceso al mercado cambiario a partir de septiembre.
También permitieron que los ingresos fiscales no mermaran tanto el aumento en las alícuotas de Bienes Personales, Ganancias, retenciones, derechos de importación e impuesto al cheque, entre otros. De hecho, con una estimación en la caída del PBI de casi 10,5%, la presión fiscal del año pasado fue la más alta desde 2015, representando un 24,8% del producto, mayor a los 23,1% del año anterior, según datos de la consultora Ledesma.
Los tributos vinculados al consumo interno, como el IVA DGI, y al mercado laboral, como seguridad social, en tanto, aumentaron solo 17,5% y 26,3%, respectivamente, y generaron ingresos por $1.289.514 millones y $1.485.126 millones.
Un dato llamativo fue la caída de 2,7% nominal que tuvo la recaudación por retenciones, producto de la retracción de las exportaciones y porque, según el Ministerio de Economía, “está afectada por el adelantamiento de exportaciones registrado a finales de 2019”. Por derechos de importación, la recaudación creció 22,5%, por debajo de la inflación interanual.
“En el año hay una caída fuerte de los tributos más vinculados a la actividad, compensados parcialmente por la creación de tributos nuevos y los que tuvieron un incremento en su presión impositiva. Además, durante todo el año hubo un mal desempeño de los derechos de exportación, a pesar de que los precios de las commodities aumentaron a partir de la segunda parte del año y de que subió el tipo de cambio. En tanto, hubo relativamente mejor desempeño de los tributos ligados a las importaciones”, explicó Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma.
En esta línea coincidió Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria Consultores: “El cierre de la economía provocó un desplome en los impuestos vinculados con el nivel de actividad, que recién en el último bimestre del año empezaron a crecer levemente en línea con la inflación (IVA-DGI). Por su parte, la brecha hizo lo suyo al demorar exportaciones y acelerar importaciones, lo que impactó en los derechos del comercio exterior. No es una cuestión de más impuestos; además, el Gobierno debe eliminar impuestos distorsivos y mejorar la eficiencia de los mismos”.
En el cartera que conduce Martín Guzmán, por su parte, hicieron otra lectura del resultado de la recaudación e indicaron que “el crecimiento continúa siendo motorizado por una consistente mejora en el nivel de actividad asociado al mercado interno y por el efecto positivo de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva”.
“La recaudación cerró el año 2020 con un incremento de 32,1%. La voluntad del Poder Ejecutivo y Legislativo Nacional de avanzar hacia una estructura tributaria más progresiva y justa dotó de herramientas al Estado para hacer frente a los efectos nocivos de la pandemia”, agregaron.
Fuente: La Nación