Con el frente económico en una estabilidad aparente, sin cepo cambiario y en las vísperas de un crecimiento de la actividad que sólo se revelaría endeble más tarde, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, celebraba el año pasado que en ese período se iba a concretar un “festival de obra pública”, algo que efectivamente ocurrió.
Doce meses después, la devaluación del peso, su traslado a precios y la incertidumbre de ciertos sectores sobre la capacidad argentina de pago de su deuda llevaron a la administración de Mauricio Macri a aplicar un plan de ajuste fiscal. Los efectos de ese recorte impactaron en algunos proyectos de infraestructura que fueron definidos como obras clave por parte del Gobierno.
De acuerdo con la ejecución de los programas presupuestarios que atienden a los denominados proyectos prioritarios, al menos 10 obras que fueron consideradas clave avanzaron poco o nada en cuanto al uso de los fondos que habían sido aprobados por el Congreso.
El caso emblemático es el proyecto denominado Integración Ferroviaria Argentino-Boliviana para el Desarrollo Económico y Regional, orientado a rehabilitar el sistema que tiene cabeceras en Jujuy y Salta, pero con acceso a Santa Cruz de la Sierra, una de las ciudades más importantes del otro lado de la frontera. Hay disponibles $320 millones, de los cuales se habían usado hasta fines de junio $713.000, un 0,2 por ciento.
Fuentes del Ministerio de Transporte, a cargo de Guillermo Dietrich, señalaron que la falta de uso de los fondos se debe a que hubo redefiniciones en el proyecto central de rehabilitación del tren de cargas Belgrano (conecta el norte con puertos de Rosario) y se priorizaron otras obras antes que la alternativa limítrofe.
Otro de los proyectos postergados es la denominada Autopista Balbín (La Plata). La iniciativa contemplaba la extensión troncal, pero también la construcción de nuevos nodos de distribución que facilitaran la conectividad con el puerto de esa ciudad y con la refinería de YPF.
Estaba previsto que este año se destinaran $652,18 millones a esa tarea. Más tarde, el Gobierno los recortó a $151,11 millones, de los cuales al fin del primer semestre se había usado apenas un 1,5 por ciento. Para sortear el escollo presupuestario, el Ministerio de Transporte intentará colarla entre los denominados Proyectos de Propiedad Participada (PPP), en los que el financiamiento no corre por cuenta del Tesoro.
Otras iniciativas millonarias del área de Transporte mostraban al cabo de los primeros seis meses del año un uso muy bajo. Entre ellos, la construcción de metrobuses en varias ciudades del país. En ese caso, sin embargo, la demora tiene menos que ver con cuestiones fiscales y más con el cronograma de los trabajos, según fuentes oficiales. Más aún: el Gobierno evalúa aumentar las partidas y acelerar el uso de los recursos disponibles, dado que según sus mediciones tiene un fuerte impacto positivo en la vida de las personas que habitan en los lugares donde se construye, además de constituir una marca distintiva de la gestión PRO.
En los últimos días Macri inauguró uno en Morón y hay otros tres en marcha en Neuquén, en Quilmes y en Florencio Varela.
Algo similar ocurre con el plan para que el ferrocarril Belgrano Sur llegue a Constitución. Las planillas oficiales muestran que están aprobados más de $1000 millones para esa tarea, de las cuales se empleó un 10 por ciento. Y también están subutilizadas partidas para obras en las rutas 11 y 40.
El proyecto para construir las centrales patagónicas Cóndor Cliff y La Barrancosa (ex Kirchner y Cepernic) en Santa Cruz tiene demoras, aunque menos de las que se podrían esperar si se tiene en cuenta que ejecutivos de Electroingeniería, una de las empresas contratistas, reconocieron haber hecho pagos indebidos al kirchnerismo y está investigada en la causa de los cuadernos.
Pese al ajuste, del otro lado de la lista hay varios proyectos que tienen un nivel de ejecución por encima de lo que estaba previsto en sus presupuestos originales. Allí aparece por ejemplo la modernización y electrificación del Roca (tiene partidas sobre ejecutadas y subejecutadas). También hay una fuerte apuesta a los caminos: el Bueno Ayre, la ruta 22 (Chichinales-Arroyito) y los mantenimientos de los corredores H5, ex 5, 6, 3, 7, 4 y 2, que atraviesan varias provincias. Entre todos, suman fondos desembolsados por más de $4.602 millones.
En la cuenta global, la inversión pública en los denominados proyectos estratégicos no muestra un desvío tan fuerte. En la lista de proyectos prioritarios, de hecho, el Gobierno había desembolsado a junio pasado $42.376 millones, que representaban un 40% de los fondos disponibles ($106.000 millones), cuando el uso teórico a esa altura del año debía haber llegado al 50 por ciento.
Hasta septiembre pasado, en tanto, las inversiones totales del Estado en el año habían alcanzado casi $119.000 millones. El Ministerio del Interior era la cartera que más recursos había empleado ($47.713 millones), por encima de su presupuesto original. Se destacan allí los fondos para el Procrear (desfasados tras la devaluación) y para Aysa.
Frigerio, jefe de la cartera, tiene a cargo el área de vivienda, una de las espadas de la Casa Rosada para recuperar el apoyo de la clase media.
Proyectos demorados
Ferrocarril
Integración Ferroviaria Argentino-Boliviana para el Desarrollo Económico y Regional, orientado a rehabilitar el sistema, con cabeceras en Jujuy y Salta, y acceso a Santa Cruz de la Sierra. Hasta junio se había ejecutado el 0,2%.
Autopista Balbín
Contemplaba la extensión troncal y la construcción de nuevos nodos de distribución que facilitaran la conectividad con el Puerto de La Plata y la refinería de YPF.
Metrobuses en el interior
La construcción de metrobuses en varias ciudades del país viene demorada por cuestiones vinculadas más con el cronograma de los trabajos que por razones fiscales, según fuentes oficiales.
Fuente: Diario La Nación