En los pasillos de la Unión Industrial Argentina (UIA) contaban hoy que, pese a los chispazos de los últimos tiempos con el Gobierno, fueron avisados con antelación de la profundización del cepo para importar anunciado anoche por el Banco Central (BCRA), medida que se sumó a las nuevas restricciones sobre los dólares financieros.
La medida generó preocupación entre los hombres encargados de la producción, que tienen previsto –dijeron– un encuentro para “pulir” la norma y que no termine afectando la provisión de insumos para la fabricación nacional. En la entidad fabril no creen que la medida dictada por Miguel Pesce anoche impacte la recuperación económica, pero esa visión no es compartida por el mundo empresario, donde algunos creen que puede poner un techo al repunte de la actividad, más allá de complicar más el comercio exterior. Entre los importadores contaban hoy, por caso, que algunas compañías habían suspendido sus ventas “por el nivel de incertidumbre” debido a la incapacidad de asegurar la reposición ante la demanda de sus clientes. “Es una medida impracticable para el comercio exterior y complica, sobre todo, a las pymes”, cuestionaron.
“Estamos analizando técnicamente las medidas. Estamos preocupados”, dijo a LA NACION Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA. “Vamos a tener una reunión con el presidente del Banco Central; estamos armando la agenda para que sea con los miembros del Comité. Es un tema delicado”, explicó el directivo.
“Es una medida que genera mucha incertidumbre en el comercio exterior y mucha preocupación en todos los empresarios. Estamos tratando de entender cuáles son las políticas para asegurar los dólares que faltan y sólo vemos que hay más restricciones”, dijo a este medio Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores (CIRA).
“Ahora, la gran preocupación es que esto no se extienda más allá del plazo que está estipulado [31 de octubre]. Entorpece mucho el comercio exterior, porque cambia términos y condiciones con los proveedores en un marco de caída de la credibilidad”, dijo Furci.
En la UIA concordaron con la preocupación sobre que la medida se extienda, pese a que creen que el Gobierno tendrá más espalda ante la llegada de la liquidación de la cosecha fina –es un tercio con relación a la de la soja y llega más espaciada desde fin de año y principios de 2022– y ante un posible acuerdo con el FMI. “Hoy por hoy van a empezar de nuevo los problemas, porque vuelven a cerrar el grifo. Tendremos que sentarnos empresa por empresas con las autoridades para ver que no se vean afectados los insumos y bienes de capital”, contaron.
Nuevas medidas
Anoche, el BCRA decidió modificar el mecanismo por el cual se realiza el pago anticipado de algunas importaciones, los que durante este mes se deberán cursar a partir del despacho a plaza de los bienes.
La medida sólo aplica en los casos en que se estén realizando importaciones por mayor valor del que se ha ingresado, por lo que afecta a un 13% de las mismas, según informó la entidad. “La medida estará vigente hasta el 31 de octubre y busca equilibrar los pagos con los bienes ingresados al país”, se precisó.
Sin embargo, las medidas fueron más profundas que lo anunciado en el comunicado del BCRA. Para el pago de anticipos se habilitaba la posibilidad de tener hasta US$1.000.000 de excedente sobre la mercadería despachada, tope que se redujo a US$250.000. Además, se eliminó la posibilidad de pagar anticipos “a la vista” (con la mercadería embarcada). Por otra parte, la entidad monetaria indicó que los importadores deberán pedirle permiso para las compras al exterior cuando estas superen los US$10.000 por día (el piso anterior era US$50.000). Los permisos autorizados suelen demorar 48 horas, con suerte.
“Este es un problema que afecta principalmente a las pymes. Es grave si tenías un acuerdo de pago con tu proveedor y lo tenés que cambiar unilateralmente”, contó Gonzalo Vila, CEO de Geveco. El empresario, que hoy no pudo hacer pagos por el cambio regulatorio (algo que espera resolver en 48 horas), explicó que el comercio exterior se complejizó en los últimos meses por la falta de aprobación de SIMI (permisos de importación) por parte del Gobierno, pero también por las subas de precios de las mercaderías y, sobre todo de los fletes (se multiplicaron por siete) a nivel global. El directivo dijo que hoy está importando al 30% si lo compara con “un año bueno” de su firma. “Este es un parche más para tapar un agujero y genera una pérdida enorme de confianza”, cuestionó.
La medida afectará, sobre todo, a empresas pequeñas y medianas que requieren pagar anticipos antes de embarcar. Es que el riesgo es grande para un proveedor que vende al país algo sin cobrar nada desde China, por ejemplo, y que sólo verá un dólar tras 55 días de viaje en barco, y siempre y cuando no vuelvan a ajustar el cepo en la Argentina.
“Nosotros tenemos crédito comercial a 120 días, con lo que normalmente el barco llega antes”, contó un importante importador. Sin embargo, aseguró que si las medidas restrictivas sobre las operaciones de pago en el comercio exterior se extienden se afectarán “la confianza y la credibilidad”, y eso, a mediano plazo, puede afectar el crédito comercial acortándolo.
Las restricciones al comercio exterior ya se venían sintiendo en la industria automotriz, donde hoy no hacen pagos adelantados, pero sufrían complicaciones con las SIMI. Hoy, mientras el Presidente recorría una terminal local, contaban que en julio se aprobaron 15.000; en agosto; 11.000 y en septiembre, 9000. Para la primera semana de octubre se esperaban menos.
Por: Francisco Jueguen
Fuente: La Nación