Tan avanzada está la recesión de la economía y del consumo, que empieza a verse en lugares insospechados, como los informes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Esta semana, la agencia estadística oficial, cuya credibilidad ha descendido sin tregua desde que a principios de 2007 fue intervenida por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, admitió que en marzo las ventas en supermercados, medidas en unidades, cayeron 0,4 por ciento respecto de febrero. Y si bien en la comparación interanual los datos siguieron dando positivo (12,4 % contra marzo de 2008), hace un año el ritmo de aumento del consumo era de más del doble: 28,9 por ciento.
El reconocimiento oficial del frenazo no podía seguirse demorando, a riesgo de desmentir groseramente otras cifras del propio INDEC. Esta semana, por caso, la agencia informó que en el primer trimestre del año el índice de cantidad de obreros ocupados en la industria cayó 2,6 por ciento respecto de igual período del año pasado, y el de horas trabajadas retrocedió 4,3 por ciento.
Los datos de comercio exterior apuntan en el mismo sentido: en marzo las compras externas se contrajeron 31 por ciento y la caída, notable en rubros como combustibles y energía (54 por ciento), piezas y accesorios (35 %) y bienes de capital (32 %), alcanzó también a la importación de bienes de consumo, que se retrajo 5 por ciento.
Adicionalmente, la merma de 32 por ciento en la compra de bienes intermedios, fundamentales para sostener el ritmo fabril, augura un parate de varios meses, lo que probablemente prolongue y refuerce la caída en los índices de ocupación y trabajo, que el INDEC reconoció hace ya dos meses.
Con todo, las cifras oficiales, debido a la sistemática subestimación de la inflación, suavizan la magnitud de las tendencias recesivas y el impacto sobre el consumo. Según una encuesta de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) las ventas minoristas, en cantidades físicas, cayeron nada menos que 14,8 por ciento respecto de marzo de 2008.
Esas tendencias, obviamente, se reflejan detrás del mostrador: 62,1 % de los empresarios relevados por la Cámara Argentina de Comercio (CAC) dijo que en marzo vendieron menos que hace un año y casi un tercio cree que las ventas seguirán cayendo. Antes que el INDEC; el declive, había sido detectado por firmas privadas, como CCR, una consultora que sigue tendencias de consumo masivo.
Un informe presentado por Guillermo Oliveto, presidente de CCR, a la Cámara Argentina de Shopping Centers, precisa que en marzo el volumen de venta en supermercados y shoppings cayó 3,4 por ciento, alcanzando rubros "resistentes" a la recesión, como alimentos, bebidas, limpieza y tocador, que en conjunto tuvieron una merma del 1,6 por ciento.
Pero incluso estas cifras podrían subestimar el impulso recesivo, pues se refieren a la actividad en canales (en especial, los supermercados) que la llevan mejor que los tradicionales almacenes, donde la caída es seguramente más profunda.
Otros datos muestran, incluso, que las tendencias recesivas son previas al impacto en el mercado local de la crisis internacional. Tal el caso de los patentamientos automotores.