Messi, no. Tampoco Cristiano Ronaldo ni Aleksandr Kokorin, goleador y una de las estrellas de la selección rusa. No hay ningún registro de que en menos de seis meses esta ciudad será la principal sede del Mundial de fútbol. Ni siquiera se ven en la calle carteles de los candidatos presidenciales, se votará el próximo 19 de marzo, en la que todo está listo para que Vladimir Putin vuelva a imponerse por cuarta vez consecutiva.
En las calles que rodean el Hotel Ritz-Carlton, donde se hospedan el presidente Mauricio Macri y su esposa, Juliana Awada, situado a una cuadra de la Plaza Roja, no hay registro de la visita. No hay ninguna bandera argentina que ponga en aviso a los pocos rusos que se animan a caminar por las congeladas calles de esta ciudad.
Aunque el sol asomó por momentos, Macri pisó la capital rusa con seis grados bajo cero. Al pie del avión lo recibieron el canciller Jorge Faurie y el vicecanciller local, Sergei Ryabkov. Pero en sus primeras horas no tendrá actividad oficial.
Una hora antes de lo previsto, el presidente Mauricio Macri aterrizó en Moscú; eran cerca de las 11 en Buenos Aires, cuatro horas más en la capital rusa. El mandatario argentino llegó en un vuelo privado desde Frankfurt, acompañado, entre otros, por su mujer, Juliana Awada. Y dejó sus primeras declaraciones.
Primero subió un mensaje a Telegram, aún dentro del avión. “Recién aterrizado en Moscú. Un frío bárbaro, pero espero que sea una cálida visita, que podamos abrir campos de cooperación con los rusos”, grabó y difundió en un video.
Luego, al ingresar al hotel Ritz-Carlton, donde se hospedará, tuvo un breve contacto con la prensa, incluido Clarín. “Tenemos muchísimas expectativas, esperamos lograr grandes avances en energía, agroindustria y logística”, dijo el Presidente y subió a su habitación a descansar.
Es el arranque de una gira de una semana, que culminará en París, con escala en Davos, y en la que Macri busca básicamente que lleguen las demoradas inversiones extranjeras a la Argentina.
Mañana arrancarán las reuniones de la visita oficial y una gira que lo llevará también a Davos y París en búsqueda de inversiones.
El puntapié del martes ocurrirá en un salón del segundo piso del hotel donde el Presidente se hospeda y será desde las 9. Unos 15 minutos antes ya lo estarán esperando a Macri unos 18 empresarios, todos ellos rusos. La cita durará una hora y media. Luego, más tarde, acudirá con su esposa y primera dama, Juliana Awada, a participar de la ceremonia de inauguración de la Plaza República Argentina. Y por la tarde, ya en el Palacio del Kremlin, mantendrá una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El Gobierno apuesta con esta visita a cerrar más negocios con Rusia y aumentar el superávit comercial bilateral. El saldo de la balanza registró un superávit de 153 millones de dólares a favor de Argentina en los primeros once meses de 2017, lo que implicó un aumento de 130% en comparación al mismo período anterior. Macri busca ampliarlo.
El Presidente estará acompañado en la reunión con los empresarios rusos de una comitiva con perfil económico. Además del canciller Jorge Faurie, estarán el ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, y el de Energía, Juan José Aranguren. También el embajador argentino en Rusia, Ricardo Lagorio.
¿Qué firmas y de qué sectores pidieron ver a Macri mañana? Entre otras Biocad (Biotecnología), Gazprom (Energía), Gazprombank (Banco), Phosagro (Agroquímica), Rosatom (Energía Nuclear), Sinara (Inversiones), Uralkali (fertilizantes), y Vnesheconombank (Banco Desarrollo). Una de las claves de esta vista a Moscú sería PhosAgro y su CEO, Andrey Gurev. Se trata de una empresa rusa que busca proveer de fertilizantes al país. “No tenemos fósforo y es un insumo clave para reponer los nutrientes del suelo”, explica Etchevehere. La mayor parte del comercio bilateral argentino-ruso tiene que ver con el sector agrícola-ganadero.
Aranguren, por su parte, escuchará el interés de empresas rusas por invertir en Vaca Muerta y en el tendido eléctrico para transportar la energía que calcula Argentina producirá y necesitará trasladar a la industria.
Estaba previsto que Macri sea recibido en el aeropuerto por el vicecanciller Sergei Ryabkov, un director de protocolo ruso, el propio Lagorio y el embajador de Rusia en Argentina, Viktor Koronelli. Llegó en un vuelo privado desde Frankfurt, se trata de un avión alquilado para hacer los tramos europeos de esta gira.
Cuando bajó de la nave en Moscú lo esperaba una ceremonia con honores que sería breve. Macri y Awada serían trasladados en un BMW 7 blindado que son los autos oficiales rusos. La comitiva irá en dos vans. El gobierno de Putin paga el hotel de la comitiva argentina y aporta también los vehículos.
A Rusia llegaron también los gobernadores Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Hugo Passalacqua (Misiones). Del viaje también participarán Juan Manuel Urtubey (Salta) y Horacio Rodríguez Larreta. Pero estos dos últimos van directamente a Davos, Suiza, donde mañana arranca el Foro Económico Mundial. Macri llegará allí el miércoles.
El Presidente tendrá unos 40 minutos de viaje en auto desde Sheremetyevo al Ritz-Carlton, dependiendo del tráfico. La autopista del aeropuerto al centro de Moscú luce como la Richieri pero nevada a los costados, circundada de monoblocks, de Fiat 125 de cuando la URSS se asoció a la firma italiana y en un momento se ve el estadio del Dínamo, acaso primer testimonio desde que se baja uno del avión de que aquí en seis meses habrá un Mundial. Cuando se llega al centro de Moscú el paisaje cambia completamente. En las vidrieras sólo se ve capitalismo.