Entre los potenciales compradores se menciona un abanico que incluye grupos gastronómicos argentinos con experiencia en cadenas de alto volumen, hasta fondos locales o extranjeros que suelen entrar en este tipo de activos de consumo masivo para revenderlos una vez que fueron puestos en valor.
Uno de los más citados es Desarrollos Gastronómicos SA (DGSA), dueños de la cadena de pizzerías Kentucky que trajo al país la marca estadounidense Sbarro, de pizza estilo neoyorquina. También el fondo Inverlat, dueño de alfajores Havanna, que operó en su momento en el país las franquicias de Wendy’s y Kentucky Fried Chicken (KFC). Estas últimas dos marcas están ahora en manos del grupo ecuatoriano Int Food, que también se sumó a la lista de interesados, según los trascendidos.
La estrategia global de Alsea para sus negocios
En 2024 Alsea vendió la operación de Burger King en España -una operación que formó parte de la recomposición de su portafolio en Europa- y ahora procura replicar esa lógica en mercados donde la operación de la marca dejó de ser la prioridad.
La venta de Burger King, sin embargo, no implica una salida total de la Argentina: Alsea continuará operando otras marcas -la más significativa es Starbucks– que muestran mejores indicadores comerciales en el país y que el grupo considera estratégicas.
En términos prácticos, fuentes del sector interpretan que la intención del grupo vendedor es transferir la operación a un comprador que garantice la continuidad de los locales de la marca y de la plantilla de personal. Es decir: no se esperan cierres masivos ni vaciado de locales.
Ese punto es clave para proveedores, franquiciados y empleados, y ayuda a explicar por qué la expresión “vender” en este contexto suele implicar un proceso de traspaso de activos y contratos en funcionamiento, más que su desaparición o un cese abrupto de operaciones.
No obstante, el proceso de due diligence y la negociación del acuerdo pueden implicar ajustes operativos (reestructuración de contratos, renegociación de alquileres, cambios en proveedores) que tendrán impacto en los márgenes y, en algunos casos, en la dotación de personal en locales específicos.
Por eso, analistas advierten que la transición requerirá varios meses y demandará claridad en las comunicaciones de las partes para evitar rumores que afecten a clientes y empleados.
De acuerdo con la mirada de distintos participantes del sector del fast food en Argentina, la operación, de concretarse, no debería traducirse en cierres de locales ni la desaparición de la marca, ya que tiene un alto valor en sí misma.
La única excepción a este criterio sería que Burger King fuera comprada por alguno de sus competidores directos, con la intención de sumar los locales a sus redes propias bajo la marca del comprador. Pero, los primeros sondeos no ubican a las otras cadenas de hamburguesas en la lista de interesados.
El principal riesgo para la operación es la dificultad de encontrar un comprador dispuesto a asumir costo argentino en un contexto macroeconómico desafiante, opinan los analistas de negocios. En cualquier caso, se espera que exista una pulseada sobre el precio solicitado por Alsea que seguramente no se ajustará a las valoraciones de los fondos o grupos locales interesados.