El año pasado, la terminal con sede en Munich, vendió 80.000 autos menos que la Daimler.
BMW perdió ante Mercedes-Benz la corona de la mayor marca de autos de lujo del mundo, finalizando su reinado de más de una década en medio de una cartera abarrotada de modelos que envejecen.
El año pasado, la automotriz con sede en Múnich vendió 80.000 autos menos que la marca de Daimler AG, que atrajo a los compradores jóvenes con rediseños deportivos y una colección más amplia de vehículos utilitarios deportivos cada vez más populares. BMW verá dificultada su recuperación por desafíos que van desde la desaceleración de la demanda en Europa hasta la amenaza de barreras comerciales en Inglaterra y América del Norte.
Las entregas mundiales de BMW aumentaron 5,2%, a 2 millones de autos, en 2016, menos de la mitad del crecimiento del 11,3% de las entregas de Mercedes, que ascendieron a 2,08 millones. Audi, que se ubicó en tercer lugar, vendió 1,87 millones de autos en 2016, un 3,8% más que un año antes.
Mercedes estuvo detrás de BMW AG desde 2005 y por un tiempo cayó al tercer puesto, por debajo de Audi, antes de que una línea renovada de vehículos utilitarios deportivos le generara una fuerte recuperación. Además, BMW deberá lidiar este año con un debilitamiento de la demanda en el Reino Unido en medio de los preparativos para el Brexit y una desaceleración del crecimiento en China.
Si bien el máximo ejecutivo de BMW, Harald Krüger, dice que está más atento a la rentabilidad que a las ventas, necesita fondos para cubrir las crecientes inversiones en autos eléctricos y funciones de autoconducción. Los tres fabricantes alemanes de autos de lujo se enfrentan a ese reto, además de la creciente competencia de la expansión de rivales más chicos como Jaguar, Volvo y Alfa Romeo y de recién llegados como Tesla Motors Inc.
BMW es especialmente vulnerable porque no tiene las arcas bien provistas de una gran empresa controlante en la cual apoyarse. El aumento del gasto en investigación y desarrollo ha hecho caer la rentabilidad de BMW. También pesa en sus utilidades la renovación en marcha de su línea de productos.
Los cambios políticos en mercados clave probablemente se sumen a los obstáculos que enfrenta BMW. La compañía se vería fuertemente afectada por un impuesto aduanero a las automotrices que Donald Trump ha insinuado que podría aplicar y por cualquier nuevo arancel que se fijara como resultado de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, debido a sus fuertes inversiones en México y el Reino Unido.