El empresario advirtió que en estos últimos meses hubo caídas de consumo de entre un 30% y 35% en hotelería, y del orden del 40% en gastronomía, a lo que se suma la pérdida de rentabilidad. Es decir, en algunos lugares, como en Cafayate, los niveles de ocupación fueron buenos pero el empresariado se vio afectado por los elevados costos de los servicios públicos, con subas de hasta un 400%, como en la energía eléctrica y el gas.
En relación a la temporada de verano, Lucero augura meses difíciles. “Históricamente, Salta tiene un 50% de ocupación en verano, cifra que no vamos a superar por este año de crisis, pero haremos lo posible para acercarnos a ese número”, expresó. Y en relación a las características del turista promedio que esperan, explicó que “predomina el modo gasolero”. “Será más austero porque el que salía y hacía dos o tres excursiones, ahora hace una. El que salía a cenar todas las noches, ahora quizás hace una peña y esa baja se nota en el consumo per cápita que registramos cuando hacemos las estadísticas”.
Las afirmaciones de este empresario van en consonancia con el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) sobre el impacto del fin de semana largo por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, que movilizó a 1,4 millones de turistas por el país, quienes gastaron $228.479 millones en las ciudades que forman parte del circuito turístico nacional. De acuerdo a la entidad, frente al mismo fin de semana del año pasado, viajaron 7,1% menos de personas y el impacto económico tuvo una baja real de 33,3%. Esto se explica, entre otros motivos, porque el tipo de cambio en aquel momento hacía del país un destino más conveniente para el visitante internacional.
En las últimas semanas, también se conocieron informes de dos entidades que hicieron foco en el turismo que generaron una alerta amarilla por lo que viene. La Fundación Mediterránea explicó que durante el primer semestre del año el turismo emisivo demandó u$s3.900 millones y el saldo de balanza (neto de los ingresos por turismo receptivo) fue negativo, por u$s1.400 millones. “A partir del examen de tendencias es posible prever que en el año la demanda de dólares por turismo emisivo se acercará a u$s7.500 millones, y el saldo podría ubicarse en torno a una salida neta por US$ 2.700 millones (con ingresos de turismo receptivo por alrededor de US$ 4.800 millones), de acuerdo con las estimaciones preliminares”, señaló un documento que lleva las firmas de los economistas Marcos Cohen Arazi y Vanessa Toselli.
Para Mediterránea, teniendo en cuenta que la devaluación del peso continuará en el orden del 2% mensual, “la magnitud del desbalance podría acrecentarse especialmente en el próximo verano”, advirtió. Otro elemento para sumar es que las búsquedas asociadas al turismo emisivo “crecieron a un ritmo del 54% interanual en septiembre, mientras que las del turismo interno cayeron un 15%, reflejando un interés renovado por las opciones del turismo fuera del país, en detrimento del turismo en el país”.
Por otro lado, desde la Fundación Encuentro, en base a información del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), indicó que “el crecimiento del turismo emisivo por sobre el receptivo genera déficit en la balanza comercial del sector y anticipa una temporada crítica de verano”. En esa línea, puntualizó en que “hacer turismo en nuestro país es caro. La industria presenta ocho meses de caída constante, con una balanza deficitaria de u$s3.347 millones acumulados entre enero y agosto”. “Sin incentivos al consumo turístico, sin regulación de precios y alivio de tarifas, el futuro de esta industria no es incierto, es devastador”, se acentuó en el informe, publicó Ámbito.