El jueves 12 de este mes, a través del Boletín Oficial, el Gobierno oficializó la autorización del autocultivo de cannabis con fines medicinales y otorgó a los médicos “un rol fundamental” en el acompañamiento de personas con epilepsia refractaria. La noticia fue festejada por familiares de pacientes en todo el país y en diálogo con Dossier Web, Andrea Choque, una joven salteña y madre de un niño que sufre crisis epilépticas.
“Esta es una lucha que iniciamos en 2016 cuando fuimos a la Superintendencia y no obtuvimos resultados. Noemí (Bisceglia, una madre referente en la lucha por la legalización del autocultivo) me supo explicar y acompañar. Me dijo que presentemos un recurso de amparo y fue así que en 2018 la obtuvimos y pudimos obtener aceite de cannabis exportado desde Estados Unidos y autorizado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica)”.
Santiago, su hijo de 9 años, tiene epilepsia refractaria y desde que comenzó a tomar aceite de cannabis, su cuerpo cambió notablemente. “Él pesaba 7 kilos y antes de tomar el aceite hizo una dieta cetogénica y subió solo 3 kilos. Hoy pesa 27,800 kg. Si bien las crisis no mermaron como esperábamos, notamos el cambio”, comentó.
Si bien Choque confirmó a Dossier Web que su familia no autocultivará cannabis “porque, con Santiago, tenemos cuatro hijos y es complicado”, la autorización llevó tranquilidad a su familia, especialmente para evitar trámites burocráticos.
“Nosotros hacemos papeles por medio de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), y a través de un escribano. Se tienen que retirar en Buenos Aires y el remedio demora bastante. Son aproximadamente tres frascos de aceite por mes por mes.
Ahora podremos comprar en cualquier farmacia. Es un alivio porque no queremos obtener un un aceite casero”.
La madre de Santiago comentó que al principio no fue fácil y durante mucho tiempo el médico del niño se opuso a que tome aceite de cannabis. “Al principio el neurólogo se oponía, no quería saber nada e hizo los papeles recién dos años después”.
Finalmente sobre el desconocimiento y prejuicio de personas cercanas a Santiago y su familia, Andrea Choque comentó que “es difícil de explicarles cuando te ven con el aceite y para qué sirve. Después se sorprenden al ver los resultados y se dan cuenta”.