“Invito a todos aquellos que quieran defender los intereses de los salteños a que lo acompañen en temas por los cuales debemos luchar todos juntos”, sostuvo.
Retorno al “salteñismo”
En relación al para qué del llamado, el jefe provincial salteño agregó: “Ningún político, dirigente gremial, dirigente social o religioso puede estar en desacuerdo a que se sigan negando fondos para obras públicas. Por ejemplo, para la producción, para mejorar la matriz productiva de Salta, para que se restituya el Fondo Compensador del Transporte, el Incentivo Docente, las obras como el aeropuerto, en el Hospital San Bernardo, la Ciudad Judicial, la Terminal de Ómnibus en Güemes, la planta depuradora en Cafayate y una cantidad impresionante de cuestiones prioritarias”.
La acción de salteño estaba siendo también empujada por algunos funcionarios de su gabinete con el objetivo de volver al “salteñismo”, perfil con el que Sáenz desarrolló gran parte de su recorrido político, por sobre las viejas estructuras partidarias.
Este sinuoso camino le permitió hacer alianzas con distintos actores y fuerzas para consolidar una coalición variopinta con la que ganó con holgura en 2019 y repitió el año pasado. Acunado por el kirchnerismo, tomó distancia apenas fue electo gobernador; fue candidato a vicepresidente de la Nación con Sergio Massa, en 2015, y crítico de la gestión de Cristina Fernández; se acercó al expresidente Mauricio Macri y restableció los puentes con Massa desde antes que asumiera como ministro de Economía de la Nación y fuera ungido candidato presidencial por Unión por la Patria.
A poco del triunfo de Javier Milei, fue uno de los primeros gobernadores peronistas en acercarse al libertario.
La falta de respuestas de la Nación que provocó, entre otras consecuencias, 9.000 obreros desocupados de la construcción por el freno a la obra pública, habían comenzado a hacer mella en su imagen y la respuesta de Sáenz fue correr hacia adelante con la propuesta del Pacto de Güemes.