Dormir mirando las estrellas y escuchando el sonido de los grillos, pero sin levantarse con dolor de espalda. Disfrutar de la naturaleza sin que la lluvia o el viento arruinen por completo la experiencia. El glamping –la unión de glamourous y camping– se encargó de acercar confort a las salidas en la naturaleza, un camping de lujo, más cómodo y con más servicios que el habitual. Si bien esta propuesta existe desde hace ya unos cuantos años, era considerado, en muchos casos, más una excentricidad que una opción real de alojamiento. Pero en el último año, con las restricciones que impuso la pandemia, el glamping vivió un inesperado florecimiento tanto en diferentes países del mundo como en la Argentina. Ahora se posiciona como el alojamiento del futuro porque concentra los requisitos más buscados después del quiebre que provocó el coronavirus en la manera de viajar: naturaleza (muchas veces en lugares impactantes), servicios de calidad, y criterios de sustentabilidad fundamentales para preservar el medio ambiente.
Estados Unidos y Europa llevan la delantera con cientos de opciones para elegir, pero en la Argentina, la pandemia propició la creación de varios glampings: en apenas un año creció cerca de un 30% la oferta de este tipo de alojamiento.
“El glamping está viviendo una explosión, con un alto porcentaje de crecimiento: en la Argentina operan aproximadamente 35 glampings, de los cuales hay 10 nuevos, que se sumaron en pandemia y hay otros en proceso de creación, como en La Cumbre, Pinamar y posiblemente en Carlos Keen”, detalla Gustavo de Figueredo, que presidirá la Asociación Argentina de Glamping, que está en proceso de organización y que agrupará a los emprendimientos que se categorizan en esta modalidad.
¿Qué define a un glamping? “Lo fundamental es que tiene que ofrecer cama, termicidad (que no se pase frío en invierno ni calor en verano), servicios anexos, como un club house y además tienen que ser estructuras desmontables. Una cabaña en medio de la nada o un alojamiento curioso, diferente, por ejemplo, no es glamping aunque se los suele nombrar de esa manera, por una cuestión de moda”, explica.
Los glampings pueden ofrecer las carpas tipo safari, esas tiendas de campaña que se popularizaron en las reservas africanas; los yurts al estilo mongol, que son carpas redondas y los domos geodésicos, estructuras circulares con hexágonos y pentágonos cubiertas con lonas, muy resistentes al viento, de fácil armado y que se convirtieron en los más elegidos en la Argentina.
Aunque suelen estar ubicados en plena naturaleza, las comodidades son más cercanas a las de una habitación de hotel, con calefacción, baño en suite o afuera pero privados, amenities y en muchos casos servicio de pensión completa. Y los precios, claro, más cercanos a los de una cabaña de lujo o un cinco estrellas que a un camping. No solo por las comodidades y servicios que ofrezcan, sino por las ubicaciones privilegiadas donde están.
De Figueredo es un pionero en la actividad: inauguró uno de los primeros glampings argentinos hace 10 años en Capilla del Monte, Córdoba, inspirado en un glamping que conoció de viaje por España. En su emprendimiento, que se llama Geo Glamping es necesario hacer reservas con un mínimo de dos meses de anticipación para conseguir lugar. “Además del glamping tenemos cabañas, pero lo que primero se ocupan son los domos, por la experiencia diferente que ofrecen”, agrega.
Además, creó hace dos años la plataforma Glamping South, que agrupa a los glampings del país y de América del Sur.
En el último año comenta que las consultas en la web se dispararon un 300%.
Los glampings, por su bajo impacto ambiental, dan la posibilidad de brindar alojamiento en lugares donde no está permito construir, como Pristine Camps en las Salinas Grandes de Jujuy, que se inaugurará el 1° de noviembre próximo y que regala una postal casi lunar, con el suelo blanco, el paisaje desolado y los domos sobre decks. Ofrecerá en una etapa inicial 4 domos de alojamiento y un domo central como restaurante con servicio all inclusive. La misma empresa planea abrir otros 4 glampings más en los próximos tres años: en Valle de Uco, con carpas de alta gama, en Iberá, e Iguazú y el último en la Patagonia.
Hace unas semanas abrió el primer glamping en el paraje La Armonía, en la puerta de acceso al Parque Nacional El Impenetrable, en Chaco, que cuenta con tres tiendas de campaña sobre plataformas de madera, rodeadas por el monte y el río, la única posibilidad de alojamiento cercana al parque.
También se sumaron Saimon’s Glamping, en Pilar; Lunas Luxury, en Amboy Córdoba; Alpasión Glamping, en Valle de Uco; Domos Uspallata; Nordisk Glamping Village, en San Martín de los Andes y Chalten Camp, entre otros.
Por: Andrea Ventura
Fuente: La Nación