Si no hubiera ganado una beca para ir a la universidad, la vida de Irma Olguin sería completamente distinta.
Tercera generación de inmigrantes mexicanos que viajaron a Estados Unidos a trabajar en el campo, Irma nació en el pequeño pueblo californiano de Caruthers, en el condado de Fresno, California.
Siguiendo la tradición familiar, de pequeños Irma y sus hermanos ayudaban a sus padres a cosechar uvas. Y con ese origen campesino, las posibilidades de trabajar en algo distinto eran muy limitadas.
“Mis padres nos dijeron que si queríamos ir a la universidad, teníamos que hacerlo con nuestros propios medios”, cuenta Irma en diálogo con BBC Mundo.
Su gran sueño era ingresar a la educación superior, pero sabía que sin dinero era imposible. Sin embargo, su destino dio un giro radical cuando consiguió una beca para estudiar en la Universidad de Toledo, en Ohio.
“Fue una experiencia completamente inesperada que me cambió la vida”, dice la emprendedora.
La cara oculta de California
Tras seguir un programa de estudios de cinco años y medio, se graduó en Ciencias de la Computación e Ingeniería en Computación.
Y decidió regresar a Fresno.
“Quería traer las oportunidades del sector tecnológico a mi lugar de origen”, dice Olguin.
De las 10 zonas más pobres de California, cuatro están en Fresno, un condado mayoritariamente hispano con un millón de habitantes, de los cuales más del 20% vive bajo la línea de pobreza.
Y aunque está ubicado a dos horas y media de Silicon Valley, bien podría estar a miles de kilómetros de distancia.
Bitwise, un núcleo tecnológico
Dispuesta a transformar el futuro de Fresno, Irma decidió crear un núcleo tecnológico.
Así fue como en 2013 nació Bitwise Industries, una empresa valorada actualmente en US$100 millones que tiene tres áreas de negocio: un centro de educación tecnológica, un centro de desarrollo de software y un negocio inmobiliario.
En el área educativa la compañía imparte cursos de programación, además de clases en marketing digital, emprendimiento, y habilidades computacionales para trabajar en la nube.
Hasta ahora han egresado 4.500 estudiantes.
La otra división de la firma se dedica al desarrollo de programas, principalmente aplicaciones y software para pequeñas y medianas empresas. En esta unidad, la mitad de los empleados son mujeres y la mitad pertenece a minorías étnicas con poca representación en la sociedad.
El 60% de los ingresos de Bitwise proviene de esta división.
Y en tercer lugar, están las inversiones inmobiliarias. Hace siete años la compañía compró un edificio de unos 4.600 metros cuadrados que había estado abandonado por décadas. Ahora tiene tres pisos dedicados al arriendo de oficinas, un café y un teatro.
Hoy la firma es dueña de 46.000 metros cuadrados y está trabajando en un proyecto para rediseñar un edificio de 1918 que le permita arrendar espacios para oficinas, comercios y restaurantes.
Reconstruir las ciudades del país
Como la experiencia de Fresno ha dado resultados, ahora Irma y su equipo han comenzado a expandirse con proyectos en otras ciudades.
“Hemos encontrado una manera distinta de reconstruir las ciudades estadounidenses utilizando tecnología”, dice la fundadora de Bitwise.
“Lo que queremos es reconstruir las ciudades que están en desventaja de una manera más justa e inclusiva”.
El año pasado consiguieron US$27 millones en una ronda de financiamiento de inversores que decidieron involucrarse en el proyecto aportando capital.
El efecto de la pandemia
El último desafío que le ha tocado enfrentar es la pandemia de covid-19.
Como en California hubo órdenes de confinamiento para evitar la propagación del virus, “nuestros negocios se transformaron de la noche a la mañana”.
“Tuvimos que hacer un giro radical. El 60% de nuestros negocios se convirtió en un servicio de entrega de comida a domicilio“, cuenta Olguin.
“Comenzamos a repartir comida en seis condados centrándonos en adultos mayores y personas con un mayor riesgo de salud”.
Bitwise ha repartido 360.000 comidas a 10.000 familias en una operación logística que nunca había estado en los planes.
La otra iniciativa que desarrollaron fue una aplicación para conectar a las personas despedidas por los efectos económicos del virus, con las empresas que están contratando personal.
La plataforma -que no tiene fines de lucro y que recibió el apoyo del gobernador de California- terminó ampliándose a otras partes del país y adoptó el nombre de onwardus.org.
Ella espera que la organización se proyecte en el tiempo. “Cuando pase la pandemia, ¿quién se va a preocupar del tercio de la población con menos ingresos, de los desempleados, de los exconvictos?”, se pregunta.
“Nosotros tenemos un modelo de negocio orientado a la comunidad. Esa es la respuesta para reconstruir el sueño americano“.