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Pobreza: en Argentina el 30,3% de los niños carecen de ropa y calzado nuevo

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Es parte de un estudio que realizó la UCA en 2017 sobre indicadores que se utilizan en los países desarrollados.

El 20,2% de los chicos de hasta 17 años en la Argentina no tenía a fines del año pasado una prenda de vestir nueva en su armario. Ese porcentaje representa, nada más y nada menos, que 2,5 millones de niños y adolescentes en el país.

Pero si se hace foco un poco más de cerca entre los estratos marginales, esa tasa se eleva casi diez puntos, al 30,3 por ciento.

La información surge de una “foto” que tomó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre la base de lo que definió como “dimensiones invisibles” de la pobreza estructural infantil. Para medirla se usaron indicadores que generalmente utilizan algunos países desarrollados, pero que son novedosos para la Argentina.

La falta de ropa nueva no es el único déficit que midió la UCA. A eso se le sumó, por ejemplo, que un 17,3% de los encuestados muestra un déficit de calzado adecuado a la talla del niño. Ese porcentaje sube al 26,2% entre los más pobres. Casi el 10% (9,9%) de los chicos de entre 2 y 17 años muestra un déficit en el consumo de carne, pollo o pescado (o un plato vegetariano equivalente), porcentaje que se eleva al 15,7% entre los chicos menos pudientes de la sociedad. En tanto, un 15,4% no consume la suficiente fruta (en el estrato trabajador marginal sube a 19,9%).

Los menores de entre 2 y 17 años que muestran un déficit en el consumo de verduras llegan al 15,9% y se elevan al 17,9% entre los chicos con menos recursos. En tanto, el déficit de lácteos (leches, yogur o quesos) afecta a un 8,8% de los chicos o un 14% entre los más pobres.

“Estos indicadores que hemos introducido como las dimensiones invisibles de la pobreza buscan recuperar aspectos que son significativos desde la perspectiva de los propios niños, niñas y adolescentes”, indicó Ianina Tuñón, investigadora responsable del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia en la UCA. “La vestimenta, tener un calzado adecuado a la talla y una prenda de vestir nueva son indicadores que aproximan a valores significativos en la infancia y adolescencia”, dijo, y agregó: “La vestimenta no solo es indicador de subsistencia, sino que también es signo de identidad y autonomía. A medida que los chicos crecen van ganando autonomía en la elección de su vestimenta y construyen su identidad en relación con los otros”.

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Otro de los indicadores que recopiló la UCA tiene que ver con el llamado déficit emocional y social (calcula si un chico visitó a sus amigos o si fue visitado en su casa). El 22,5% de los chicos de entre 4 y 17 años sufrieron hasta fines del año pasado este déficit.

“Las aproximaciones cualitativas al mundo de vida de los niños y adolescentes permiten reconocer la importancia de las relaciones con pares, el valor de ser reconocido por los otros y el ejercicio del rol de amigo”, indicó Tuñón. “Una de las principales preocupaciones de los chicos es ser aceptado por los pares en el espacio escolar, barrial, entre otros. De allí que la pobreza desde la perspectiva de un niño o adolescente puede pasar por carecer de amigos”, cerró.

Sobre la experiencia entre los chicos y la vestimenta, Tuñón recordó una investigación cualitativa que se hizo hace algunos años en una escuela hogar del interior del país, donde pudo observar el funcionamiento de un ropero escolar conformado por prendas donadas. “Los chicos hacían cola para buscar la ropa que se iban a poner. Ninguno era dueño de las prendas, pero entre ellos y las encargadas del roperito escolar se construían complicidades en las que procuraban resguardar la identidad de los niños. Entre los mismos chicos se creaban relaciones de empatía que orientaban sus elecciones y las limitaban para preservar ciertas prendas que la experiencia indicaba que por su color, textura, tamaño o repetida elección era importantes para otro o ya formaban parte de la identidad de otro”, contó.

El domingo el diario La Nación publicó que más de seis de cada diez chicos son estructuralmente pobres en la Argentina. Esto quiere decir que actualmente hay 7,93 millones de niños de hasta 17 años en esa situación en el país. Sin embargo, lo más preocupante es la tendencia, que reafirmó que en 2017 la cantidad de chicos estructuralmente pobres creció dos puntos, a 62,5%, con relación a lo que sucedía un año atrás, cuando esa cifra era de 60,5%. Esta radiografía surge del llamado índice multidimensional (que mide la pobreza por dimensiones o derechos y no por ingresos) de la UCA. El aumento de dos puntos pudo medirse gracias al uso de la antigua metodología de la casa de estudios. Con la nueva desarrollada en 2017 -que no tiene índice con el cual comparar-, la pobreza estructural entre los más chicos llega al 65 por ciento.

Por: Francisco Jueguen
Fuente: Diario La Nación

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