Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la tasa efectiva del impuesto a las ganancias que paga la mayoría de las empresas va del 40 al 60% de sus utilidades, muy por encima del 35% que establece la ley.
La diferencia entre lo que se debería pagar y lo que efectivamente se tributa tiene directa relación con una cuestión contable: la imposibilidad de actualizar los balances por inflación.
¿En qué consiste el ajuste por inflación? La suba de los precios hace que el dinero pierda valor a lo largo de un período. El método que se utilizaba para garantizar que los movimientos de una empresa durante un período reflejaran el verdadero valor de la moneda y sus resultados fue la indexación de los estados contables, pero actualmente está prohibido.
Por ejemplo: una empresa tiene 10 autos que valen 100 pesos a principios de un año. Si no los vende, tendrá esos mismos 10 autos al finalizar el ejercicio, pero si hubo inflación de un 10%, esos vehículos ya no valdrían 100 sino 110. Según la norma tributaria actual, esos 10 pesos pagan impuestos a las ganancias. Lo mismo sucede con la facturación, que refleja directamente la evolución de los precios. A raíz de esta situación, los balances no ilustran el verdadero valor de los beneficios y deben tributar ganancias sobre beneficios no percibidos.
Varias empresas recurrieron a la Justicia, especialmente por diferencias en los balances correspondientes a 2002 y 2003. La Corte Suprema, en el fallo de la empresa Candy, fue clara: pagar un 60% de las utilidades en impuesto a las ganancias es confiscatorio. La firma con sede en Catamarca pudo presentar entonces sus balances ajustados por inflación.
Según el estudio del Iaraf, las empresas más solventes son las que más sufren el impacto de la prohibición de ajustar por inflación. “Las que no tienen deudas y que se financian con fondos propios sufren más, ya que no sólo se deprecia el activo sino también las deudas”, dice Andrés Mir, especialista en impuestos del instituto.
Si avanza el proyecto de la CGT, la discusión sobre cuánto gana una empresa será un debate central para saber cuánto hay que repartir.
Fuente: primerahoraonline.com