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2009 – Entre expectativas y esperanzas

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El año que termina se consolidó como difícil, teñido de problemas y nubarrones permanentes sobre la economía que terminaron por producir una desaceleración que llegó incluso antes que la crisis financiera global. En el último mes del año, todos hablan de cómo será 2009 y de las posibilidades de recuperación de la economía con indicadores que son desalentadores y que hablan del freno del consumo y del congelamiento de nuevas inversiones.

Intentar diagnosticar cómo será 2009 para la provincia fue el eje de la habitual mesa redonde de Mensaje Empresario & Profesional y para ello reunió a Julio Pizetti de la consultora Datamática y a Ricardo Dib Ashur, Director de Estadísticas y Censos de la Provincia.

Para Dib Ashur, la desaceleración de las grandes economías del mundo significará para Argentina una caída muy pequeña, si se analizan los ciclos de nuestra economía después del “Rodrigazo” en el 73 se producen cada 7 u 8 años con caídas y crecimientos que llegan al 9%.

En este sentido aclaró que el mundo se desacelera financieramente con tasas a un 2,5% mientras que en Argentina llegan al 20%, lo que afectará la relación con los mercados en el exterior y sobre el primer superávit gemelo que tenemos, que es sobre las cuentas comerciales.

Pero sin embargo la situación parece negativa, circunstancia que Julio Pizetti adjudicó a la desconfianza de la gente por números que no son positivos.
“Los índices que se tienen en cuenta además de la imagen del gobierno, expectativas del futuro, más la percepción colectiva, permiten un aumento en la negatividad”, señaló.

Aclaró que estos valores muestran que la economía que es una ciencia, está influenciada por el estado de ánimo de la sociedad.

Las corridas por evitar los sobresaltos de la economía llevan a la gente a tomar medidas extremas como frenar el consumo, sacar los ahorros bancarios o correr hacia el dólar. a pesar que es la moneda del país que arrastró a todos.

Mientras, tanto las balanzas con los países vecinos, que devaluaron, colocan a Argentina en una situación inferior en materia de competitividad.
“Con los precios de los commodities bajos, se estima que la pérdida de ventas por una cuestión de precios marcaría cifras que serían deficitarias”, advirtió Dib Ashur.

Con ese panorama las posibilidades serían dos: importar menos, para alcanzar ese superávit o devaluar. Esto último significaría recesión por las pocas ventas al exterior o  el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres con las consecuencias sociales.

En este escenario las cuentas fiscales también se verían disminuídas por estar atadas a las retenciones, a las exportaciones, al impuesto al cheque, IVA, ganancias, lo que generará una presión sobre el superávit fiscal que deberá alcanzar para pagar gastos, en un año electoral y para pagar la deuda que todavía es importante.

Pero resulta difícil que lleguen nuevas inversiones fundamentalmente por la inaccesibilidad al crédito vedado para hacer un “roll-over”, lo que complica también el sistema financiero.
 
Déficit fiscal en las provincias
 
“Ahora si se analiza a la Nación como concepto fiscalista, y se toma la sumatoria de todas las provincias, el resultado sorprenderá porque las Provincias son deficitarias ya” dijo.

Dib Ashur aclaró que  Salta ahorró anteriormente y por eso no tiene déficit fiscal, con un cierto margen que en el contexto no será significativo si se tiene en cuenta que es sólo el 1,14% del Producto Nacional, sin que sea un número importante en la macroeconomía.

La heterogeneidad de la producción salteña y su apertura permite que los ciclos no sean tan pronunciados como los que debe enfrentar la Nación.

En el desglose, el 14% pertenece a la agricultura, 10% a la industria, 8% al turismo, la minería el 7%, el consumo con otros porcentajes, en los que el Estado va perdiendo participación con el crecimiento de esos otros sectores.

Ese panorama permitió que la imagen del gobierno provincial contrariamente a lo sucedido en la Nación, aumentará sus índices, señala Pizetti.

En marzo, cuando se cumplieron 100 días de gobierno, Cristina Kirchner y Juan Manuel Urtubey  tenían el 45% de aprobación de la gente. Sin embargo a octubre los datos cambiaron y llevaron al gobierno nacional a un 60% de imagen negativa mientras que el provincial obtuvo una imagen positiva del 60%.

“La última encuesta que hicimos desde Datamática muestra que la gente atribuye a que la mayoría de estos efectos macro, son causa de lo que hace la Nación donde la Provincia tiene poca injerencia, más allá de tratar de paliar para suavizar“, dijo el directivo de la consultora privada. 

“En este sentido hay que aceptar que en materia de indicadores el 2007, comparativamente, fue uno de los mejores años, aunque la sensación no haya sido, positiva y en 8 meses no se puede revertir esa sensación”, dijo.

Reconoció Dib Ashur que algunos precios de los commodities estaban inflados y que están buscando su equilibrio que seguramente estará en menores valores de los que se manejaron el año anterior, y que por otro lado los impuestos distorsivos como el impuesto al cheque y el de las retenciones están dando superávit.

“El desafío que enfrentan las provincias, es que ante una situación de inflación, de menores recursos, de pujas salariales y sectoriales, habrá que ser eficientes con el gasto y ponerlo donde socialmente se necesite”, dijo al hacer referencia a la situación que se trasladará al resto del país, desde el gobierno central.
En este sentido Salta deberá ir progresando paulatinamente para seguir en su ascenso para dejar la zona de marginalidad en la que se encuentra.

“Tenemos que mantenernos por encima de la media nacional, con esta heterogeneidad, con buenas medidas políticas y un gasto preciso en cada uno de los sectores”.

Las perspectivas para el 2009 no son alentadoras, sin embargo podemos intentar cambiar las características de la crisis, si se tiene en cuenta que la tasa de desempleo en Salta hoy es del 8%, con la contra que 1 de cada 3 salteños es pobre.

En cuanto a los sectores, que en esa heterogeneidad productiva, tendrá mayor o menor impacto, en el 2009, los entrevistados coincidieron en asegurar que el turismo se resentirá notoriamente, si se tiene en cuenta que Brasil está más barato.

Dib Ashur dijo que, se debe tener en cuenta que el 20% del turismo es internacional, el 50% de Buenos Aires y el resto de otras provincias, “ los visitantes extranjeros, ya suspendieron un 15% sus reservas, lo que llevará a los empresarios del sector, a mejorar servicios y propuestas para los que lleguen, para atraer”, agregó.

En tanto el consumo en general no habrá variantes en los productos cotidianos mientras que los bienes durables sentirán el impacto.

“El consumo de alimentos, se resentirá menos que el de bienes durables, mientras que los exportables del agro, donde el producto general será menor por la baja de los precios”, aseveró Dib Ashur.

Para Julio Pizetti, las inversiones desde las empresas bajarán notablemente, porque las decisiones están “atadas”, a lo que ocurrirá después.

Las proyecciones entraron en stand by porque “es general el hecho de disminuir los gastos e inversión, mientras que los sectores que tienen algo de liquidez están tratando de protegerla”, destacó.

Ese ahorro está motivado por la incertidumbre de lo que ocurrirá y las medidas que a nivel nacional se tomarán, para anular esas crisis, y sorprendentemente en toda Latinoamérica se miran las medidas que adoptará el electo presidente Barack Obama.

La falta de inversión minera para el 2009 sacó de los grandes titulares a los problemas energéticos, ante la baja producción.


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