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Vértigo y excentricidad, así son los nuevos diseños y construcciones que desafían la altura

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La fascinación por la altura, por desafiar el vértigo, por intentar tocar el cielo con las manos sigue inspirando a arquitectos e ingenieros con propuestas nuevas y cada vez más arriesgadas. Ya no se trata solamente de subir a un mirador o a un bar en un rascacielos, (cuánto más alto mejor) para contemplar la superficie diminuta, como habitada por hormigas, sino que año tras año se suman nuevas experiencias, desafiantes y excéntricas, lejos de los parques de diversiones.

Piscinas en alturas impensadas, pasarelas transparentes que dan la sensación de caminar en el vacío y hasta toboganes de cristal que dan la sensación de lanzarse al vacío, son solo algunas de las propuestas novedosas para los que se animan a un poco más.

Dubái es sin dudas el lugar para deleitarse con estos paseos que acarician las nubes. Hace más de 10 años que ostenta el récord de tener el edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, de 828 metros. Los visitantes pueden acceder hasta el mirador del piso 148 o hasta la confitería del nivel 154, para saborear un té a 585 m de altura. Pero como con el rascacielos más alto no alcanzaba, en los últimos tiempos incorporó otras atracciones, como la noria más alta: el Dubái Eye, de 250 m, que tarda 40 minutos en dar la vuelta. Y recientemente se inauguró el Sky Views, una propuesta en un hotel de lujo que incluye además de mirador, un puente transparente que une las dos torres que conforman la propiedad y un tobogán de vidrio que permite lanzarse desde 220 metros de altura, casi como si fuera en el aire, del piso 53 al 52, mientras se disfrutan de las vistas más increíbles de la ciudad si uno se anima a abrir los ojos, claro. La experiencia cuesta 15 dólares.

Dubái también es dueño de la piscina infinita más alta del mundo, esas que se funden en el horizonte con el mar, certificada en el Libro Guinness el año pasado, cuando destronó al impresionante natatorio del Marina Bay Sands, de Singapur, de merecida fama. Regala chapuzones a casi 300 m en el piso 77 del Address Beach Resort, un hotel de lujo, con vistas a la ciudad y el golfo. Unos meses después se sumó Aura Skypool, una piscina infinita con vistas 360° en el Palm Tower, aunque es un poco más baja (200 m), se jacta de tener panorámicas para los cuatro puntos cardinales.

Fanáticos de los puentes

Pero el reino de las alturas no es exclusivo del emirato árabe. China despunta el vicio construyendo puentes con pisos transparentes y es considerado el país con más pasarelas con superficie de vidrio del mundo localizadas en escenarios naturales: según la agencia de noticias estatal ECNS existen más de 2300 puentes. Entre los más llamativos, se destaca el de la región de Lianzhiu, que se inauguró en 2020. Mide 526 m de largo y está suspendido a 100 m de altura sobre las Tres Gargantas de Huangchuan. Las tres capas de vidrio laminado soportan hasta 2000 personas simultáneamente.

En Zhangjiajie otra pasarela de 430 m de largo y 300 m de altura que cruza el Gran Cañón de Zhangjiajie, es de las más altas y anchas del mundo. El puente de 6 metros de ancho, diseñado por el arquitecto israelí Haim Dotan, fue realizado con 99 paneles de vidrio de tres capas.

El año pasado se sumó el Puente Ruyi que en realidad es una construcción con tres puentes de 100 metros de largo, uno central que se eleva y dos laterales que descienden por los costados, que dan la sensación de movimiento. Está a 140 m de altura sobre un acantilado en el valle de Shenxianju, en la costa este del país y por supuesto, tiene el piso de vidrio.

Como si fuera poco, construyeron un puente de vidrio con efectos especiales que simula agrietarse y romperse mientras se camina sobre él. Está en la provincia norteña de Hebei, a 1180 m de altura, en las montañas Taihang y definitivamente no es para miedosos.

Las excentricidades en altura también se siguen acumulando de este lado del mundo. En Londres se inauguró a mediados del año pasado una piscina flotante, sostenida por dos edificios en el complejo Embassy Gardens, en el barrio de Nine Elms al sur de Támesis. Con 25 metros de longitud y a 35 metros de altura, la Sky Pool da la sensación de nadar en el vacío. En este caso es exclusiva para los residentes e invitados de los departamentos de las torres, que para los interesados ofrece unidades en venta desde 645.000 libras.

Nueva York estrenó en octubre el mirador Summit en el rascacielos One Vanderbilt, con experiencias desafiantes, como Levitation, unas plataformas de cristal que sobresale del edificio a 324 metros de altura y que permiten caminar por encima de las calles de Nueva York y un ascensor completamente transparente que corre por el exterior y da la sensación de flotar en el aire. La visita al mirador y el acceso al ascensor cuesta 59 dólares.

El Mirador Edge, de la torre de 30 Hudson Yards, que a 335 metros de altura permite acceder al mirador al aire libre más alto del hemisferio norte, sumó en noviembre una nueva propuesta: City Climb. Se trata de una escalera exterior para escalar, como si fuera la ladera de una montaña, pero en el corazón de Manhattan, desde los 362 metros hasta los 387. La experiencia de andinismo urbano cuesta 185 dólares.

Por estas pampas, más precisamente en la localidad de Temperley, también desafían la altura con una propuesta extravagante. El año pasado se terminó de construir un edificio que en el último piso tiene un tobogán que desemboca en una pileta y que se ilumina de noche, como un faro urbano. Está a 98 metros de altura, en el nivel 28 de la torre y será de uso exclusivo de los futuros dueños del departamento de cuatro ambientes en dos plantas, que está a la venta por 700.000 dólares.

Por: Andrea Ventura
Fuente: La Nación


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